Una ayuda real
Hace dos años y medio, los países más ricos del mundo acordaron, tras años de discusión, un plan para condonar la deuda de los países más pobres. Las intenciones eran buenas y el objetivo acertado; muchas naciones deben tanto dinero que incluso las políticas económicas más sensatas nunca les sacarán de la pobreza. Pero el programa de ayuda para la deuda no ha funcionado. (...) Hay buenas razones para ser prudente en relación a la condonación de la deuda. Si eludir pagar se convierte en algo demasiado fácil, los bancos y las instituciones de ayuda multilateral estarán menos dispuestos en el futuro a hacer préstamos a los países en desarrollo. La condonación (...) sólo puede servir si el destinatario sigue unas políticas económicas y de desarrollo inteligentes. Cualquier país pobre no se merece esta medida. Pero también hay buenas razones, en ciertos casos, para concederla. Los gobiernos de algunos de los países más pobres actualmente tratan de invertir en educación, sanidad y en otras necesidades esenciales y de atraer la inversión privada que necesitan para su desarrollo. Pero han heredado una carga de deudas abrumadoras de anteriores regímenes, a menudo metidos en guerras civiles o con una gran corrupción. (...) El G-7 esta semana ha aprobado otro requisito más para cumplir y desarrollar la iniciativa, y ha prometido comparecer con un plan nuevo y mejor en junio. (...) Una condonación real de la deuda costará dinero, pero nadie puede permitirse otra iniciativa ficticia. El próximo plan debe ofrecer una ayuda menos retórica y más real., 30 de abril
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