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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los países vecinos

Un misil de la OTAN se desvía y estalla en la capital de Bulgaria

Un misil disparado por la OTAN contra un objetivo en Yugoslavia impactó en la madrugada de ayer en la capital Búlgara, Sofia, sin causar muertos. El proyectil penetró 60 kilómetros en territorio búlgaro y se estrelló contra una vivienda a escasos metros de un colegio. La OTAN confirmó la procedencia del misil y su portavoz, Jamie Shea, explicó que fue disparado contra un radar yugoslavo, pero que éste fue desactivado antes de ser alcanzado. Entonces, el misil perdió el rumbo.

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La explosión de ayer supone un mal favor para un Gobierno decidido a ayudar a la OTAN para acabar cuanto antes con la guerra y, a ser posible, con Slobodan Milosevic. Todo ello con considerable riesgo político para el Gobierno porque la población búlgara está en su mayoría en contra de la intervención de la Alianza. Un vecino como Milosevic es un poder disuasorio inmenso para cualquier inversión extranjera. Pero, como dice Julia Gurkovska, directora del Centro de Estrategias Liberales, es, además, con su política racista y genocida y sus prácticas criminales, un permanente anclaje de toda la región de los Balcanes con lo peor de su pasado, con todo aquello de lo que se quieren liberar los pueblos de la región, incluido el serbio. Todos esperan que esto acabe pronto y con una Serbia saliendo de la pesadilla de esta década. En la guerra -y en la paz- hay accidentes y hay que diferenciarlos de los crímenes programados. "Asumimos los riesgos", señala el viceministro de Defensa, Velizar Shalamanov, "pero hay que minimizarlos". Y cree que la mejor forma es que Belgrado acepte las condiciones de la OTAN. Y que quien mande en la vecindad no sean Milosevic y sus gentes.

"Estabilidad de los vecinos, esa es la clave de la derrota de Milosevic. Cuando vea que ha fracasado en sus intentos de arrastrar a la desestabilización y al desastre a Macedonia y a Albania, Milosevic sabrá que ha perdido. Los daños que sufre su población le importan mucho menos o nada. Pero cuando vea que la OTAN y sus vecinos hemos logrado frustrar sus planes de internacionalizar el conflicto, sabrá que está acabado. Por eso la OTAN y la UE deben saber que vale más un dólar invertido en la estabilidad de Macedonia que un millón en un misil". Quien dice esto es Ognyan Minchev, uno de los analistas más lúcidos de la capital búlgara.

Coincide plenamente con el viceministro de Defensa, que está volcado en coordinar la reacción de Bulgaria a la evolución de los acontecimientos. Minimiza el efecto de accidentes como califica la bomba que cayó en el extrarradio de Sofia y deja claro que Bulgaria está decidida a asumir los costos necesarios, políticos y militares, de su implicación en una guerra contra un régimen vecino, que,afirma, "nos mantiene rehenes a todos los países de los Balcanes". Shalamanov es consciente, como toda la clase política búlgara, de que, salvo en sectores intelectuales y urbanos, el apoyo a la intervención de la OTAN es muy impopular y puede tener un costo político serio para el partido mayoritario en la coalición, la Unión de Fuerzas democráticas (UDF).

Colaboración con Turquía

Y sin embargo, tan asumida tiene la dirección búlgara de que Europa se halla ante una encrucijada en la que hay que imponer la caída del régimen de Milosevic, que el Ministerio de Defensa búlgaro admite sin mayores problemas la posibilidad de que fuerzas aliadas turcas pasen por territorio búlgaro para intervenir en Kosovo. "Tenemos unas relaciones excelentes con todas las fuerzas armadas de la región, excepto con las yugoslavas. Si fuera necesario, esperemos que no, no excluyo que nuestros aliados turcos puedan pasar por nuestro territorio". Las complicaciones históricas, de ayudar al heredero del Imperio Otomano en combatir a otro país ortodoxo eslavo, son evidentes. Fuentes militares búlgaras que han tenido contacto con las yugoslavas se muestran convencidas en Sofia de que hay "grupos muy sólidos de oficiales que no quieren seguir al régimen hasta el abismo". Pero también reconocen que el aparato de Milosevic ha tenido mucho tiempo para afianzarse y hoy tiene un control implacable. Forza Nato, Nato Smrt (muerte), los partidarios y adversarios de la OTAN se disputan las paredes del abandonado mausoleo de Dimitrov para lanzar sus proclamas. "Aquí es un 60% el que está en contra de la intervención contra Milosevic, entre otras cosas porque no se ha explicado bien por parte del Gobierno que no es contra la población. Y porque la imagen del enemigo perverso occidental permanece en muchas mentes, legado de décadas de adoctrinamiento comunista. En las manifestaciones solo hay que ver la ilusión de los viejos comunistas por haber logrado al final de sus días, gracias a la OTAN, una nueva causa en la que creer: la condena de la agresión a Belgrado", señala Ognyan Minchev, director del Instituto de estudios regionales e internacionales.

Bulgaria tiene la guerra en el umbral de casa sin haber podido entrar antes, como Hungría, en la OTAN. Asume riesgos desde fuera. Por eso el Gobierno pide algo más que garantías de seguridad durante el conflicto. Pide ayuda para, pasada la guerra, crear con los países de la región una red de seguridad que los ayude a dar el salto a la homologación europea.

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