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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La Fuenfría

Como amante de las palabras y su significado, cuando leo alguna expresión que no entiendo del todo bien acudo al diccionario, y en esta ocasión me encuentro con el siguiente significado: Timorato/a: "1. Que tiene temor de Dios, y se gobierna por él en sus operaciones. 2. Tímido, indeciso, encogido. 3. Dícese de la persona que se escandaliza con exageración de cosas que no le parecen conformes a la moral convencional." (Diccionario de la Real Academia Española). Con esta denominación, el alcalde de Cercedilla expone lo que, a su juicio, es la pretendida modificación, dentro de las Normas Subsidiarias pendientes de aprobación, para el margen izquierdo del Valle de la Fuenfría, en la cual muy pocas personas tienen propiedades, entre ellas él mismo (es una casualidad). Creo que tal forma de expresión es incorrecta y que de "timorata" dicha pretensión no tiene nada, sino más bien de todo lo contrario, de osada y atrevida, teniendo en cuenta el nada timorato beneficio económico que tal recalificación supondría para los propietarios de los terrenos. Quien conoce Cercedilla conoce su entorno y a nadie le cuadra la ubicación de nada menos que 12 hoteles en una misma zona, en el medio de un pinar, alejada del casco urbano y con nada menos que 18.000 metros cuadrados de construcción.

En medio de esta disputa de partidos e intereses personales, se encuentran los vecinos de Cercedilla, que sí son timoratos o, más bien, pasotas, y consienten que se paralice su actividad laboral en el municipio indefinidamente, cuando en todos los programas de todos los partidos y agrupaciones que concurrieron a las elecciones municipales de 1995, se prometía la revisión y aprobación de las Normas Subsidiarias. Dicha promesa, hasta la fecha, se ha quedado en dos acuerdos de pleno para la suspensión de licencias tanto en el casco urbano como en otras zonas, en fase inicial, que ha supuesto la imposibilidad de realizar proyectos urbanísticos en el municipio durante los últimos tres años y que, tras haber pasado un año de su aprobación, ésta no se ha realizado de modo definitivo, ni se han contestado a las alegaciones que se plantearon ni se conocen las intenciones de los gobernantes.

Cercedilla vive del turismo principalmente, tanto de fin de semana, con vivienda propia, como itinerante, y no es justo que, por las inamovibles posturas de sus gobernantes, al resto de los vecinos, que ya son más de 5.000, no se les dé solución para sus problemas de trabajo, vivienda, aparcamiento, servicios, alumbrado y un largo etcétera de deficiencias que se ven obligados a sufrir. Llegan las elecciones y espero que dejemos de ser timoratos y exijamos los derechos que nos corresponden.-

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