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El "jumbo" que se estrelló en Holanda llevaba productos para crear gas sarín

Un informe parlamentario holandés ha establecido una "relación directa" entre la carga del avión jumbo de la compañía El Al que en 1992 se estrelló contra un bloque de viviendas y los problemas de salud sufridos por 800 personas, la mayoría vecinos del inmueble siniestrado y el personal que intervino en las operaciones de rescate. Los investigadores han confirmado que entre el material que transportaba el avión hacia Israel había un compuesto necesario para la fabricación de gas sarín.

El estudio, entregado ayer para su próxima discusión parlamentaria, critica duramente al Gobierno de Wim Kok, al que acusa de "negligencia y pasividad" ante el peor desastre aéreo sufrido por Holanda, cuando el Boeing 747 se estrelló contra dos edificios del barrio de Bijlmer (Amsterdam), habitado por inmigrantes pobres, y mató a 43 personas el 4 de octubre de 1992. Las críticas de la comisión, que elaboró un documento de 2.000 folios en los que se incluyen entrevistas a 80 expertos, no se reducen a Holanda, ya que advierten de que también les parece "inexplicable" la actitud del Gobierno israelí, que se negó durante años a entregar la documentación sobre la carga del aparato.

Cientos de personas de Bijlmer han peregrinado durante años por hospitales holandeses para descubrir las causas de sus problemas, que van desde extrañas enfermedades inmunológicas hasta desórdenes postraumáticos. La comisión asegura que las víctimas estuvieron expuestas a un "cóctel tóxico" causado por los gases emanados del enorme incendio producido al estrellarse el avión, que llevaba 57.000 litros de combustible, además de la carga.

Las sustancias nocivas incluyen anhídrido sulfúrico, anhídrido carbónico, asbesto, dioxinas y uranio no enriquecido. Los investigadores advierten de que 10.631 kilos de la carga eran "peligrosos", entre ellos 190 litros de DMMP, una sustancia utilizada para fabricar el gas sarín.

Las víctimas de Bijlmer respiraron aliviadas porque, por primera vez, se reconocen sus problemas, mientras que la mayoría de los partidos parlamentarios, en una primera reacción, exigieron exhaustivas investigaciones médicas a los afectados.

Las consecuencias políticas de la tragedia aérea, conocida como El infierno de Bijlmer, pueden ser impredecibles. La comisión acusa al primer ministro holandés, el laborista Wim Kok -un persona considerada intocable en Holanda y que ha tenido una carrera política ascendente intachable-, de "no haber actuado de acuerdo con su posición". A los diputados les parece "inexplicable" que Kok no haya convocado jamás al Consejo de Ministros para discutir las consecuencias de aquella catástrofe.

Varios responsables del Gobierno habían anunciado que dimitirían si la investigación demostraba que habían actuado negligentemente. Kok sólo dijo ayer: "El Gabinete examinará el informe y tratará de probar que no tiene razón".

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