Milosevic amenaza con extender la guerra en los Balcanes tras el cierre de la frontera croata
Las autoridades de la república yugoslava de Montenegro, que no acatan los dictados del poder central del presidente Slobodan Milosevic en el conflicto con la OTAN, seguían enfrentándose ayer a la imposición del Ejército serbio de cerrar su frontera con Croacia. La tensión entre los dos miembros de la Federación subió de tono el pasado fin de semana tras los ataques serbios lanzados desde territorio montenegrino contra la guerrilla albanokosovar, y se agravó el martes con la ocupación de una zona desmilitarizada en la estratégica península de Prevlaka, que Belgrado y Zagreb se disputan desde 1992.
Los observadores occidentales temen que el régimen de Belgrado esté intentando desestabilizar la región con un eventual conflicto civil en Montenegro, cuya población está dividida casi a partes iguales entre partidarios y detractores de Milosevic, además de extender las hostilidades al territorio serbobosnio y a la vecina Albania. El Gobierno de Podgorica anunció ayer que su principal prioridad era reabrir la frontera con Croacia, por la que han podido transitar los ciudadanos de los países de la OTAN a pesar de la prohibición dictada por las autoridades federales. El viceprimer ministro montenegrino, Dragisa Burzan, advirtió de que no iba a aceptar imposiciones del Ejército: "Intentaremos que las tropas se vayan de buen grado, pero si no se retiran no perderemos el tiempo en discusiones". "Poco a poco, el Ejército se está convirtiendo en un poder paralelo en Montenegro", aseguró Burzan.
Las tropas serbias han instalado un puesto de control en la principal carretera que conduce al extremo sur de Croacia y niegan la entrada a quienes carecen de un visado reconocido por Belgrado, como le ocurrió ayer a un grupo de periodistas checos y croatas. El Ejército federal yugoslavo sigue, mientras tanto, manteniendo las posiciones que ocupó el martes en la zona desmilitarizada de la península de Prevlaka, según confirmaron ayer tanto las autoridades de Zagreb como los observadores de las Naciones Unidas.
Incursión ilegal
"La entrada de las fuerzas yugoslavas en la zona constituye una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad", denunció ayer el ministro de Exteriores croata, Mate Granic. Entre 200 y 300 soldados de Belgrado han avanzado dentro del área desmilitarizada situada a ambos lados de la frontera, aunque sin penetrar en territorio croata. A pesar de que la península de Prevlaka figuraba dentro de los mapas de Croacia bajo el régimen del mariscal Tito, Belgrado exigió que siguiera formando parte de su territorio para seguir controlando los accesos al estuario de Kotor, donde se halla una importante base naval yugoslava. El Gobierno de Montenegro, que se negó a acatar el estado de guerra contra la Alianza Atlántica decretado por Belgrado, teme que la manifestación convocada para hoy por el Partido Socialista Popular (PSP), en la oposición, pueda provocar disturbios. El primer ministro yugoslavo, Momir Bulatovic, que también es jefe de filas del PSP, tiene previsto encabezar la marcha de protesta contra la OTAN en Podgorica.
El presidente montenegrino, Milo Djukanovic, ha anunciado que la policía impedirá cualquier acción violenta durante la manifestación. "Nuestras fuerzas de seguridad no van a estar subordinadas al Ejército yugoslavo", declaró al diario Financial Times.
El II Cuerpo de Ejército yugoslavo, que tiene su base en territorio de Montenegro, lanzó el pasado domingo una ofensiva contra la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) desde una zona fronteriza de esa república. El Gobierno de Podgorica denunció que al menos seis refugiados albanokosovares habían muerto en esos ataques, mientras los mandos militares aseguraban que la acción iba dirigida contra grupos de la guerrilla.
Los observadores occidentales creen que las fuerzas de Belgrado han abierto en Montenegro un nuevo frente de combates contra el ELK, después de haber desalojado a los habitantes de tres aldeas fronterizas. En esa zona, que cuenta con un gran porcentaje de población musulmana de origen albanés, se han refugiado más de 65.000 kosovares a lo largo del último mes y seguían llegando ayer por la tarde.
Grupos de reservistas yugoslavos, aparentemente en estado de ebriedad, han atacado a grupos de refugiados y a campesinos de la región en las inmediaciones de Rozaje, donde han muerto seis civiles, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
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