El lenguaje "furero"
El sentido del humor es una de las mejores formas para contar la génesis o el desarrollo de un proyecto que ha cosechado un indudable éxito, sobre todo si los narradores son dos de sus protagonistas. Àlex Ollé y Carlos Pradissa, componentes de La fura dels Baus, conocen bien los resortes para captar la atención del público y ayer hicieron las delicias de un auditorio, compuesto mayoritariamente por estudiantes de Bellas Artes y de Arte Dramático y que parecía entregado de antemano, relatando los inicios de la compañía catalana y el proceso de creación que les ha llevado a ser, posiblemente, el grupo de teatro de España de mayor relevancia en el mundo. El estreno, hoy, en el Teatro Principal, de su última obra, F@usto. Versión 3.0, ha sido el pretexto para que la SGAE celebrara ayer este encuentro en su sede de Valencia. Un Fausto, concebido por Goethe que adopta mil caras y al que le están sacando mucha punta, a tenor de sus proyectos ya plasmados o futuros: la obra teatral citada y presentada el pasado año, una película (cuyo guión ha preparado el realizador de Barrio, Fernando León, y cuyo rodaje empezará en octubre), la puesta en escena de la ópera La condenación de Fausto, de Berlioz, que estrenarán en el próximo festival de Salzburgo, y una innovadora versión para Internet. Pradissa se retrotrajo a la "prehistoria" del grupo para relatar cómo empezó la Fura recorriendo las fiestas de los pueblos catalanas haciendo teatro de calle, gracias a la herencia de uno de ellos que les permitió comprar "una mula y un carro". Mezclaban disciplinas diferentes y se adaptaban a "cualquier escenografía", pero el gran hallazgo, que luego fue el eje de los espectáculos con los que sacudieron la escena española, fue "actuar con la gente, en el nivel del suelo". En 1984, estrenaron, por fin, su espectáculo Accions, todavía hoy muy recordado por la descarga de adrenalina que efectuaban los entonces nueve componentes del grupo destrozando coches a hachazos. "En Polonia, nos tuvo que ayudar el público porque no había forma de destrozar los duros coches rusos, y en Argentina, tuvimos que emplear neveras y lavadoras porque no había cementerios de coches", comentó Pradissa. La energía de La fura dels Baus pronto caló entre el público, parte integrante de sus propuestas. El grupo ha detectado tres tipos de reacciones de la gente ante sus espectáculos: "La gente, más o menos intelectual, que se posicionaba en la pared, pensando "por detrás no salen"; el público que te seguía y también rompía coches, y el público cordero, que, ni la pared ni dentro, sino que se juntaba entre sí y se desplazaba en grupo", apuntó Pradissa, entre las risas del público. "Y también los que se iban, que eran los menos", añadió Ollé. A principios de los ochenta, los jóvenes componentes del grupo querían reflejar la insatisfacción por una sociedad que no había cambiado en la medida de lo que anhelan, aseguró Ollé. Años más tarde, la Fura pierde a dos de sus integrantes y, coincidiendo con su espectáculo para los Juegos Olímpicos de Barcelona, van aflorando distintas inquietudes en el seno del grupo que se traducen en una apertura en la nómina de colaboradores -"que nos ha enriquecido mucho", señaló Ollé- y en la consecución de espectáculos de diversa índole, incluso una obra destinada para un teatro a la italiana. Es el caso de F@usto Versión 3.0., donde se demuestra también que la música ha cobrando cada vez mayor protagonismo. Interesados por la capacidad de Internet, cerca de 1.000 composiciones han llegado procedentes de la red, de las que se han seleccionado unas decenas para este montaje que habla del alter ego de las personas y su incapacidad de vivir. Tras regalar unas entradas a un joven que supo sintetizar el argumento de Fausto, de Goethe, los componentes de la Fura contestaron a una pregunta afirmando que no tienen la misma energía de su juventud, aunque sigue estando muy presente en sus obras. "Fausto es un espectáculo fuerte, pura energía", agregaron.
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