El juego de las apariencias
Yñigo Mendes Cossío, director de la discográfica Trianaplaning, que ha inventado las sevillanas personalizadas a la carta (según se viva un divorcio, una regulación de empleo o un cumpleaños); los viejos que son transportados desde la calle Sierpes a la caseta del Real Círculo Hispalense, la esencia de la sevillanía, en furgonetas como las del Palmar de Troya; Naomi Alcosa, una tonadillera que se ha hecho famosa con su canción No es mi Alcosa un barrio cualquiera; Oscarguail, el niño que vomita un perrito caliente sobre un señor de modales exquisitos, o el turista que se pasea por el Real con cara de felicidad y acaba en la caseta de la Cruz Roja suplicando por una cerveza... Son algunos de los personajes que aparecen en el libro La Feria de las vanidades (Signatura Ediciones), una sucesión de retazos de la Feria de Abril de Sevilla del que es autor Francisco Robles (Sevilla, 1963). Robles, que ya ironizó sobre la Semana Santa sevillana en Tontos de capirote, ha retratado con humor, a veces cruel, algunos de los personajes que pululan por el Real y viven en el hueco de su propia vanidad. "La Feria es un gran escaparate en el que la gente se presenta no como es, sino como quiere aparentar que es", dice el autor, que no ha pretendido hacer un estudio de esta fiesta, sino recoger fragmentos de vidas que se entrecruzan de forma casual y efímera. "El efecto del alcohol, el bullicio y la euforia acentúan los rasgos dominantes en la forma de aparecer de cada uno: el sevillano típico se hace más típico, el pijo se esfuerza por serlo más, y el lolailo se despendola... En la Feria, como en todas partes, hay quien se deja embaucar por la máscara de la vanidad", comenta Robles. La Feria de las vanidades es un recorrido por casetas (familiares, de amigos, gremiales y de distrito, sin olvidar la municipal) y la Calle del Infierno. Robles, que ha empleado grandes dosis de sarcasmo, recoge también la visión de los que se quedan fuera. "Hay quien dice que con educación se puede entrar en cualquier caseta. Eso es falso. Algunos venden la historia de que la Feria es abierta y participativa, cuando es una fiesta muy cerrada. O vas con ambiente y gente conocida o te quedas en la calle. Eso está clarísimo", afirma.
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