Los especialistas debaten la calidad de la democracia y cómo globalizarla
La constatación de la inexistencia de una corriente antidemocrática en España y la desaparición de sistemas alternativos fueron algunas de las ideas que se expresaron ayer en la apertura del seminario Democracia y libertades. Los retos del nuevo siglo en la UIMP de Valencia. Enrique Guerrero, director del curso, añadió que desde 1977 "nunca se ha sobrepasado la cifra del 10% de españoles que creen en la dictadura".
Enrique Guerrero, catedrátido de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, aseguró que desde la citada fecha, más del 75% de los españoles consideran la democracia como el único sistema posible, según recoge Efe. Además, rechazó que España sea un país "especialmente corrupto", tal y como indican "los informes de la OCDE y el Banco Mundial". El ex secretario general del PSPV, Joan Romero, se encontraba en la sala como oyente en el primer acto público al que asiste desde su reciente dimisión. En su intervención, Guerrero argumentó las razones del triunfo de la democracia -la tendencia uniforme desde los años 70 y la inexistencia de corrientes antidemocráticas-, para posteriormente advertir del riesgo, "como ha señalado Sartori", de que "al tiempo que se hace más difícil refutarla, puede estar haciéndose también más difícil administrarla". Así, el futuro de la democracia depende de su extensión a todas las áreas del mundo y su capacidad para encontrar respuestas a los cambios y problemas de la sociedad actual. Isabel Santos, presidenta de la Fundación Tolerancia y Solidaridad, organizadora del seminario junto a la UIMP, recordó que las estimaciones señalan que la población mundial alcanzará los 10.600 millones de habitantes en el siglo XXI, la mayoría en el tercer mundo por lo que el progreso sostenible es el "reto lógico", compartido por la extensión de la democracia a todos "los rincones del mundo". También postuló un cambio en la concepción de los partidos, entre otras cuestiones. El catedrático de Teoría Económica de la Complutense, Julio Segura, alertó del peligro que supone para la democracia la concentración del poder económico, por lo que abogó por un control estatal en este sentido. Defendió el equilibrio entre el sector público y el mercado, siendo el Estado el garante del suminitro de los bienes básicos, de la distribuciónde la riqueza y de la regulación de los mercados en los "fallos" de éstos. También refutó la idea de que el Estado no tiene margen para diseñar una política económica propia, a pesar de los controles del déficit de las instancias nacionales y supranacionales, porque "tiene un campo enorme" y puede actuar sobre la composición de los ingresos y los gastos públicos. Fernando Vallespín y Victoria Camps, catedráticos de Ética, participan hoy en el curso dirigido por Guerrero y Jordi Sevilla, que concluye el viernes.
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