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Las enfermeras británicas harán tareas de médico de cabecera

El Reino Unido aborda la mayor reforma sanitaria en 50 años

Isabel Ferrer

El Gobierno británico está abordando la mayor reforma de la sanidad pública en 50 años, con el objetivo de agilizar la atención primaria de las afecciones leves. Pronto proliferarán en el Reino Unido dispensarios rápidos sin necesidad de cita previa, así como líneas telefónicas ininterrumpidas para atender dolencias menores. Equipos de enfermeras especializadas sustituirán en muchos casos al médico de cabecera.

El nuevo servicio sanitario público pretende cubrir las necesidades médicas de una población cada vez más ocupada, pero sus críticos temen que acabe minando la autoridad del médico de cabecera, principal pilar de la sanidad británica. En casos de afecciones leves, un equipo de enfermeras especializadas examinan al paciente y le abren la correspondiente ficha. También extienden la receta para la farmacia. El sistema, en fase de pruebas, contará en breve con 20 dispensarios rápidos que permanecerán abiertos durante toda la semana entre la 7 de la mañana y las 10 de la noche.

"Cuando ya hay tiendas que no cierran de noche y además efectuamos operaciones bancarias a cualquier hora, lo lógico es cubrir de igual modo las necesidades médicas del ciudadano", ha dicho el primer ministro, Tony Blair, al presentar unos cambios con los que pretende "revolucionar la sanidad estatal".

Si el malestar de los nuevos enfermos, o mejor dicho, los mismos de siempre, pero menos dispuestos a paralizar sus vidas por el tradicional exceso de trabajo de los médicos de familia, no es tan urgente, una consulta telefónica bastará para despejar sus dudas. Denominada Servicio Sanitario Directo, ésta opción permite consultar una vez más a varias enfermeras experimentadas. Las líneas que atienden están abiertas todo el día.

De considerarse graves los síntomas relatados, ellas mismas organizan la visita al médico. El 40% de la población ya puede llamar a estas superenfermeras. Para finales de año, estarán disponibles en todo el territorio nacional.

Stephen Thornton, director ejecutivo de la Confederación de Servicios Públicos de Salud, teme que el proyecto del primer ministro acabe malográndose: "Prefiero ser realista. Cuando aún tenemos una de las peores tasas de supervivencia en enfermos de cáncer de Europa, tal vez no valga la pena infundir falsas esperanzas entre los ciudadanos".

La oposición conservadora se muestra menos comedida en sus apreciaciones. Tanto los nuevos ambulatorios como las enfermeras telefónicas son "un truco publicitario" para la portavoz tory de Sanidad, Ann Widdecombe. "Es una nueva cortina de humo para cubrir los fallos del servicio y que puede destruir a los propios médicos de cabecera", dice.

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