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El Gobierno considera sin valor cultural el caserío de Deba protegido desde 1964 Los defensores de conservar el solar de los Irarrazabal afirman que se remonta al XIV

Maribel Marín Yarza

El Gobierno vasco ha abierto un expediente para dejar sin efecto la condición de Bien Cultural Calificado que posee el caserío Irarrazabal de Deba, el único vestigio existente de un linaje que en la actualidad sólo pervive en Chile. El Ejecutivo se basa en varios estudios técnicos para concluir que "el edificio no presenta ningún valor histórico o cultural que lo haga merecedor" de su protección. La Asociación Cultural de Deba presentará en breve sus alegaciones.

La decisión del Gobierno vasco, publicada el pasado lunes en el Boletín Oficial de Guipúzcoa, ha reavivado la polémica que se inició en la localidad costera a raíz de la construcción de una futura carretera entre Deba y Mutriku. La posibilidad de que las obras de esta infraestructura y de un puente que salve el actual paso a nivel que cruza la N-634 y la comarcal que va a Mutriku pudieran suponer el derribo del caserío Irarrazabal movilizó a la Asociación Cultural de Deba. Este edificio, que fue declarado Monumento Provincial de Interés Histórico Artístico en 1964 por orden ministerial, a instancias de la Diputación Foral de Guipúzcoa, figura en el catálogo de patrimonio protegido del Ejecutivo autónomo. Pero al margen de certificados oficiales, quienes abanderan desde entonces su defensa alegan que el caserío fue un anexo de la casa torre medieval del linaje Irarrazabal, que se remonta al siglo XIV y que hoy sólo se mantiene en Chile. De hecho el edificio, en el que actualmente viven dos viudas con sus descendientes, ha sido visitado en los últimos años por numerosas personas de este país, que cuenta con más de 2.000 familias con el apellido Irarrazabal. La primera mención documental del caserío se remonta a 1725. El proyecto para construir la nueva conexión entre Deba y Mutriku llevó a primer plano la controversia, que cobró más fuerza en noviembre de 1997. El Ayuntamiento adujo que ya no se conservan restos de la estructura original de la casa torre Irarrazabal. Se sucedieron los encargos de informes de técnicos de la Diputación, Gobierno vasco y Sociedad de Ciencias Aranzadi para verificar el valor real del edificio, se iniciaron campañas de recogidas de firmas para impedir que la construcción del puente afectara al caserío y se sucedieron los cruces de acusaciones. En todo caso, la decisión última estaba en manos del Ejecutivo de Vitoria. Trámites acelerados Los trámites se aceleraron a instancias del Ayuntamiento de Deba y de la Diputación de Guipúzcoa a finales de 1998 y desembocaron en el informe del arquitecto de Patrimonio Cultural del Gobierno que propuso su desafección. El técnico asegura que los restos no pertenecen a los de la casa torre Irarrazabal, extremo que sus defensores nunca han cuestionado, e insiste en que el actual edificio "no presenta ningún valor histórico o cultural que lo hagan merecedor de protección del Gobierno vasco". El presidente de la Asociación Cultural de Deba, Javier Castro, aclara que "nadie ha dicho que el caserío sea la casa torre", pero concluye: "El monumento sigue siendo el mismo", como único vestigio del linaje de los Irarrazabal. "Lo que ahora dicen", señala, "es que se equivocaron de edificio al declararlo patrimonio". El expediente no va a amilanar a esta asociación. Castro anuncia que presentarán las alegaciones pertinentes a la espera de la decisión definitiva. Esa resolución tendrá de antemano la aceptación del Ayuntamiento de Deba. Su alcalde, Elías Olalde, muestra su respeto por los informes realizados por "gente entendida". Y afirma que el caserío Irarrazabal "no tiene un valor de suficiente relevancia como para preservarlo". Olalde aclara: "Si queremos preservar el patrimonio, y nosotros somos los primeros, tendremos que defender los que tienen valor".

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