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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Se llama Istria

En EL PAÍS del domingo 4 de abril, en la página 6, abajo a la izquierda, se publica un mapa de la antigua Yugoslavia. En la leyenda de dicho mapa, la región situada en el extremo noroeste se denomina "Territorio liberado de la ocupación italiana en 1954". Desearía rectificar el tono y el contenido de dicha frase, procedente, según se indica, del periódico Le Monde.

Aquella región se llama Istria y durante siglos fue italiana bajo el dominio de la República de Venecia. Siguió siendo demográficamente italiana bajo el Imperio Austrohúngaro antes de pasar a formar parte del joven Reino de Italia inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, cuando se llevó a cabo la unificación del territorio nacional que había iniciado setenta años antes.

En 1945, durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, mientras los aliados liberaban el norte de Italia de las tropas nazis y fascistas, Istria fue asaltada por la avanzada de las tropas partisanas yugoslavas de Tito.

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Si bien la liberación anglo-americana supuso un alivio ante la opresión de la dictadura fascista, la ocupación yugoslava no aportó más que terror y muerte.

Miles de italianos fueron secuestrados y ejecutados por los partisanos de Tito. Sus cuerpos fueron echados a profundas fosas cársicas llamadas "folbe". Se confiscaron las propiedades, se expulsaron a las familias de sus casas, se aterrorizó a la población y se la obligó a un éxodo masivo hacia las zonas controladas por los aliados. Con la excusa de una revolución comunista, lo que en realidad se llevó a cabo fue una auténtica operación de limpieza étnica, que siniestramente recuerda lo que está pasando actualmente en Kosovo. Se repartió la región entre la República Federada de Eslovenia y la de Croacia y se ratificó la nueva repartición del territorio en 1954.

A la limpieza étnica siguió una revisión histórica, y actualmente, a lo largo de toda la costa dálmata, el recuerdo de la presencia italiana, de la mano de los artesanos italianos que construyeron los palacios venecianos en las ciudades costeras, ha sido borrado.

Hoy en día, por suerte, en Italia nadie reivindica nada de la Istria eslovena y croata, excepto una sola cosa: la exactitud al narrar la historia. Ese rincón de Europa no fue "liberado de la ocupación italiana", sino arrancado a sus gentes con una matanza en el más puro estilo balcánico.-

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