Código cero: un corazón para Miguel
Cuando el pequeño Miguel Ángel nació en Granada hace 22 días nada indicaba la grave enfermedad que sufre. Un embarazo sin problemas y 3,2 kilos de peso parecían garantía suficiente para no dudar de su salud. Su primera semana de vida transcurrió con plena normalidad. O al menos con la normalidad propia del hogar de una joven pareja que acaba de tener a su primer hijo tras cuatro años de matrimonio. El Jueves Santo, el rey de la casa se puso malito. Un poco de sudor frío y mucho llanto. Nada grave, pensó Rosario Fernández, su madre. Al hospital y resuelto. En un principio los médicos estuvieron de acuerdo con ella, pero las radiografías vinieron a quitarles la razón. Miguel Ángel nació con una grave deficiencia cardiaca. Los ventrículos de su corazón son demasiado pequeños para bombear sangre. Tras un día de observación y analíticas, el servicio médico comunicó el diagnóstico a los padres: el pequeño padece una cardiopatía congénita, una enfermedad cuya única solución pasa por un transplante. El viaje a Córdoba fue inmediato. Helicóptero para Miguel Ángel y coche para los papás, directos al hospital Reina Sofía, único de España con servicio infantil de transplantes de pulmón y corazón. En el centro, la experiencia de los doctores cordobeses confirmó el diagnóstico. Rápidamente se pusieron en contacto con la Organización Nacional de Transplantes. Código cero: prioridad absoluta de búsqueda a nivel internacional. Cualquier donación que aparezca, acorde con las necesidades del pequeño, vendrá a Córdoba. Los padres de Miguel Ángel no se separan de la Unidad Infantil de Cuidados Intensivos, en la que el bebé está ingresado. Saben que la situación es difícil, pero confían en la llegada del corazón. Pese al tratamiento prioritario, los especialistas del Reina Sofía han sido claros con ellos. La situación es muy delicada, la posibilidad de donante baja, y cuanto más tiempo pase más difícil es el éxito de la operación. Esos son los datos en contra. Pero el pequeñín también tiene elementos a su favor: respira sin ayuda de máquinas; cuenta con un equipo de especialistas de reconocido prestigio; el helicóptero espera en la puerta; y el mundo entero busca un pequeño corazón que le permita salir adelante.
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