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Borrell inaugura la campaña socialista pidiendo una Europa más abierta

Los socialistas abrieron ayer la precampaña electoral por una "Europa más abierta". Tanto el secretario general, Joaquín Almunia, como el candidato a la Presidencia, José Borrell, se pronunciaron por una Europa "capaz de ampliarse, capaz de abrirse políticamente a todos". Almunia, en declaraciones previas, acusó al PP de "destapar el cubo de la basura" cuando acusa a Borrell de corrupción, y exigió que José María Aznar responda por el caso Zamora.

Casi todas las sillas estaban reservadas. Mucho socialista de relumbrón. El de ayer, la presentación de esta precampaña europea, no era tanto un acto público como un encuentro íntimo de los socialistas. Exministros, exsecretarios de Estado, exaltos cargos y dirigentes del primer partido de la oposición acudieron a la llamada a rebato que hizo sonar la dirección del PSOE. Se acabaron los grandes mítines. La sala era pequeña. Alguien, un veterano socialista, comentaba: "Ahora buscamos espacios pequeños para evitar el riesgo del vacío". Puede ser. Porque lo cierto es que, salvo periodistas, el público asistente llevaba el marchamo del PSOE. Visto así, el acto fue un éxito. Estaban todos o casi todos: la ex ministra de Cultura Carmen Alborch, Francisca Sauquillo, el exministro de Agricultura Luis Atienza, Luis Yáñez, Enrique Barón, Alfredo Pérez Rubalcaba, el también exministro Juan Manuel Eguiagaray y muchos más, algunos grandes cargos en el pasado y hoy olvidados por el partido. La mención a los representantes de Nueva Izquierda cosechó un cálido aplauso. Estaban la candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Cristina Almeida, y los eurodiputados y candidatos a una nueva legislatura Carlos Carnero y Maruja Sornosa.

En la mesa Almunia, Borrell, Rosa Díez -cabeza de lista para las elecciones europeas-, François Hollande, primer secretario del Partido Socialista Francés, y Walter Veltroni, presidente de los demócratas de izquierda de Italia. Raimon Obiols, número dos a las europeas, actuó de maestro de ceremonias y presentador. Recordó una anécdota del poeta Jaime Gil de Biedma y del editor Carlos Barral. Dijo que en una ocasión Gil de Biedma tras presentar a Barral se preguntó: "¿Y quién me va a presentar a mí?". El dirigente socialista catalán se situó en esa misma tesitura. Pero la resolvió inmediatamente presentándose a sí mismo y presentando a sus compañeros de presidencia. De Rosa Díez dijo algo que la socialista vasca agradeció, según dejó traslucir en sus gestos. Obiols le dijo: "Es la madre coraje del socialismo vasco". Casi nada.

Almunia abrió el acto con una referencia inevitable al conflicto yugoslavo. El secretario general del PSOE lamentó que "Europa no haya sabido dar respuesta a un viejo problema. Son tan europeos como nosotros", dijo, "y viven lo que en otros países hemos vivido". Almunia criticó ese "nacionalismo excluyente, tanto el yugoslavo como el que pueda darse en España", y reclamó una Europa libre, tolerante y plural.

Podrá decirse lo que se quiera, pero lo cierto es que quienes ayer llenaron la pequeña sala del Palacio de Congresos de Madrid demostraron que, al menos, paciencia tienen e idiomas dominan. Todos siguieron con enorme atención -y muy pocos con traductores simultáneos- las intervenciones en italiano y francés.

Borrell, sin embargo, demostró saber francés, italiano y catalán. Pero no sabe euskera. Así, dio la bienvenida en italiano y francés. Luego probó en vascuence. Y preguntó a Rosa Díez: "¿Es así?". Y Díez dijo: "No".

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Borrell insistió en esa Europa abierta y plural, al igual que hiciera Almunia. Antes de iniciar el acto, había hablado de la alegría que le producía la decisión sobre el ex dictador chileno Augusto Pinochet. Almunia criticó al PP por sus ataques a Borrell y afirmó que "sólo quieren destapar el cubo de la basura". El secretario general del PSOE retó a José María Aznar para que diera explicaciones sobre el caso Zamora. Rosa Díez, Dios la bendiga, que fue breve en su disertación, pidió excusas por lo prolongado del acto.

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