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"No me pague a mí, ingréselo por Kosovo"

Josep Mutilva Blasco no es de esos taxistas que insisten en entablar conversación con sus clientes. "Si me hablan, les respondo encantado, pero si no lo hacen, yo no soy de los que insisten en hablar con quienes suben al taxi. Cada uno tiene sus propios problemas", explica. Tal vez por eso, la sorpresa que se llevan cuando llegan a su destino es de las que le dejan a uno desconcertado para todo el día. Nacido en Barcelona hace 50 años, taxista desde hace 20, casado y con dos hijos, uno de 24 y una chica de 12 -"que es un fenómeno"-, Mutilva ha emprendido su particular campaña de ayuda humanitaria para Kosovo proponiendo a sus clientes que destinen el coste del servicio a ayudar a los refugiados de esta parte de la península de los Balcanes. Todo lo que ven sus clientes cuando entran en el taxi es un letrero pegado a la visera del parabrisas que dice escuetamente: "Un día per Kosovo", y lo repite en inglés. Mutilva no les advierte de la campaña que está llevado a cabo hasta que llega el final de la carrera y se disponen a pagar. Entonces les explica que no tienen que pagarle a él y les entrega una hoja de ingreso en una entidad bancaria donde está escrito el número de la cuenta corriente de la campaña Catalunya per Kosovo, abierta por la Generalitat para recaudar fondos. En el mismo impreso apunta el monto de la carrera para recordarles la cantidad que deben ingresar. El efecto es demoledor. "Cuando entran en el taxi y ven el letrero no me preguntan nada. Sólo al final, cuando buscan en el monedero y les digo que no me den el dinero a mí, y les doy el documento para ingresarlo en la cuenta de Catalunya per Kosovo, se quedan sorprendidos y tengo que repetírselo". Mutilva eligió esta campaña porque es institucional y así no obliga a nadie a que se identifique, sea con Cáritas o con la Cruz Roja o cualquier otra ONG. La pregunta inevitable, surgida de la atávica desconfianza hacia el prójimo, es si cree que así lo hacen, y si ha podido comprobarlo. "No, no puedo comprobarlo, no tengo acceso a esto. Pero yo confío en la buena fe de la gente, sigo creyendo en la gente", responde con naturalidad. Cree Josep Mutilva que hay una gran sensibilización sobre el tema. "Algunos me dicen que es muy poco dinero y que redondearán la cifra. Me ha pasado varias veces. Otros me aseguran que ya han contribuido, pero que lo harán de nuevo". Empezó el pasado lunes. Durante el fin de semana, impresionado por las imágenes de los refugiados albanokosovares, estuvo dándole vueltas al asunto y decidió destinar la mitad de su jornada para ayudarles. Y lo hizo sin encomendarse a Dios ni al diablo, sin decírselo a nadie más que a los suyos. "Esperaba que subiera algún periodista, o un actor, o alguien famoso que pudiera hacer algo, transmitir la idea". La suerte quiso que a su taxi llegara una persona relacionada con el gerente de la Entidad Metropolitana del Taxi de Barcelona (EMT) y que esta entidad se hiciera eco de su iniciativa avisando a los medios de comunicación. Ayer, fueron varios los periodistas que subieron en el taxi de Josep Mutilva e hicieron posible que su idea fuera cogiendo carrerilla. "Otros taxistas me han dicho que van a hacer lo mismo", explica, "y se puede extender a otros oficios y profesiones". Al principio su idea era destinar las mañanas para Kosovo y las tardes para sí mismo. Ahora ha optado por hacer una carrera si y otra no. Hasta ayer, más de 30 clientes habían sido sorprendidos por su inciativa y calcula que la cifra total debe de andar ya por las 25.000 pesetas. ¿Sospechan algo raro? "No pueden sospechar porque no figura mi nombre ni nada que pueda parecerles extraño. Además, las donaciones desgravan, y yo se lo tengo que recordar a los clientes". Pero lo que más le importa es que "la persona que sale con el papelito, lo recuerda y lo tiene que comentar en su trabajo y con sus amigos, y así se va creando la rueda y originando más sensibilidad sobre el asunto". "Está muy claro quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos". Josep Mutilva tiene las ideas claras sobre el conflicto de Kosovo. "Es posible que a nosotros nos manipulen la información", admite, "pero en el otro lado simplemente mienten". Piensa que deben continuar los bombardeos, y los ejércitos y, más concretamente, la OTAN le parecen "un mal necesario". ¿Le dan propinas? "Una chica de Mallorca que hizo una carrera muy larga insistió en darme 1.000 pesetas, y tuve que aceptarlas. Además me prometió que haría el ingreso".

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