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Dr Strangelove en el Kremlin

La OTAN y Clinton han decidido los ataques a Serbia tras un largo periodo de consultas y dudas, pero el doctor Strangelove reside en el Kremlin. Entre dos estancias en el hospital o en una casa de reposo, Borís Yeltsin reapareció el viernes 9 de abril en la televisión, para blandir su espada contra Occidente, como en los peores días de la guerra fría. (...) El presidente ruso ha agitado el espectro de "una guerra europea, incluso mundial". Apenas dichas, sus amenazas fueron desmentidas por su portavoz y por los militares, tranquilizando así a los Estados Unidos, a los que les hicieron saber que "Rusia no se dejará arrastrar a un conflicto en los Balcanes". Hay causas internas en este exceso verbal entre un presidente bajo el peso de un proceso de destitución y un Parlamento donde los comunistas y los nacionalistas rivalizan por ser los protagonistas. El espectáculo de un Borís Yeltsin de andar inseguro, balbuceante, decidiendo acerca de la guerra y de la paz, es al mismo tiempo patético e inquietante. (...) Si la diplomacia tiene sus exigencia y sus obligaciones, se comprende menos que Rusia, liberada del comunismo sin haberse convertido a la democracia, siga siendo la referencia de una cierta izquierda y de una cierta derecha francesas. (...) No sabría ofrecer hoy ni el mito de un futuro radiante (...) ni ese refugio de los valores tradicionales que Alexandr Solzhenitsin trata de reanimar en vano. A menos que se piense que Rusia representa siempre el contrapeso al poder americano, y por qué no, alemán. Como si la historia de Europa se hubiera parado en 1945.12 de abril

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