_
_
_
_

Lockerbie y los libios

Es sabido que las sanciones son un instrumento romo, susceptible de dañar a cualquiera menos a su objetivo. Las sanciones impuestas por la ONU a Libia en 1992 son una excepción: tenían un objetivo preciso, incomodaban a los altos cargos libios sin provocar daños a los ciudadanos y, además, han posibilitado la entrega de los terroristas. (...)Gracias en parte a la presión económica de unas sanciones bien planteadas se ha puesto en marcha el laborioso proceso de investigación. (...) Las sanciones resultaron un gran perjuicio para Libia, le salieron muy caras. (...) Los dos sospechosos, que trabajaban para la Libyan Arab Airlines, están acusados de asesinato y conspiración para el asesinato bajo el amparo del servicio secreto libio, acusación que ellos niegan. Pero se sospecha que Gaddafi no hubiese acordado el juicio a menos que recibiese la seguridad de que sería improbable que durante el proceso la investigación alcanzase a los altos cargos del servicio de espionaje. (...) ¿Qué ocurriría si la acusación es capaz de probar la culpabilidad de los acusados y (...) si la línea de la investigación señalase a Muammar el Gaddafi? (...) Por ahora, las condiciones para suspender las sanciones de la ONU han sido completamente aceptadas. Pero se mantienen las sanciones unilaterales norteamericanas. (...).Al no especificar exactamente qué tiene que hacer Libia para ponerles fin, estas desatinadas medidas son el tipo de castigo que han dado mal nombre a otras muchas sanciones. Es tiempo de que sean levantadas también.

Londres, 10 de abril

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_