_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Velázquez

He visto al consejero Villapalos, acompañado de los arqueólogos, en los subterráneos de la plaza de Ramales buscando la tumba de Velázquez. Se sabe que está allí, o tendría que estar, porque el pintor fue enterrado en la iglesia de San Juan Bautista, que estaba en aquel lugar. La mandó demoler José Bonaparte, y como tenía prisa, se derribaron los muros pero no tocaron los cimientos. La excursión a las tinieblas del consejero de la Comunidad es de lo poco que se ha hecho para conmemorar el cuarto centenario del nacimiento del artista sevillano. El "año Velázquez" no se ha celebrado como otros años conmemorativos de poetas, generaciones o desastres. Y es sorprendente porque Don Diego continúa siendo un artista actual, un genio modernísimo y no tan sólo una gloria nacional.Velázquez pasó la mayor parte de su vida en Madrid y pintó su luz. Pero las autoridades madrileñas no parecen demasiado sensibles al hecho de que el pintor real y real pintor haya sido quizá el artista que ha dejado en Madrid, para toda España, la mayor riqueza que conserva la ciudad. Sólo la obra de Goya puede compararse a la suya; y Goya fue admirador, seguidor y hasta "alumno" de Velázquez.

El otro día, el pintor Ortuño me recordaba, al mostrarme los "estudios velazqueños" que está pintando, lo que decía Rafael Mengs, pintor de la corte en el sigloXVIII: "Velázquez no pintaba con los pinceles. Pintaba con la intención". ¿De qué otro artista podría decirse lo mismo?

Ni el Ayuntamiento de Madrid, ni el Gobierno de España, del que depende el Museo del Prado, han desplegado imaginación ni esfuerzo para recordar a uno de los mayores pintores de toda la historia del arte. Sevilla parece haberse portado mejor con él. Esté o no en la plaza de Ramales la tumba que busca el señor Villapalos, lo importante es que la efeméride de su nacimiento debería ser ocasión de contemplar de nuevo y de conocer mejor la inagotable lección de arte que dio y, en Madrid, sigue dando al mundo Don Diego Velázquez.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_