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Un camino que exige trámites largos y complicados

Amaya Iríbar

El proceso de la adopción internacional es largo y complicado. Pero cada vez más familias se someten a él, sobre todo por las dificultades que supone adoptar un niño español sano, con listas de espera que llegan a los seis años en Madrid. Cuando un madrileño decide optar a la adopción internacional, debe dirigirse al Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF), donde será citado para una reunión informativa. Allí le explicarán las dificultades a las que se van a enfrentar -el proceso puede alargarse años-, los países en que pueden hacerlo y los requisitos: ser mayor de 25 años y haber convivido al menos tres años si se trata de una pareja (también pueden las personas solas). El año pasado acudieron a alguno de estos encuentros 1.300 madrileños, pero sólo 700 se decidieron a iniciar el proceso.El siguiente paso es conseguir el certificado de idoneidad, el papel oficial que demuestra que los solicitantes tienen recursos económicos suficientes y un ambiente familiar adecuado. Este trámite se suele alargar meses.

Mientras, la familia puede empezar a pensar en un país. El año pasado se adoptaron niños de 24 países diferentes, sobre todo rusos (72), colombianos (55) y peruanos (45).

Con el certificado de idoneidad en la mano y el país ya elegido, las familias deben comunicar a la comunidad cómo tramitarán el expediente de adopción. Bien a través de una entidad acreditada o de forma directa.

Raza y salud

Muchos países exigen hacerlo a través de una de estas agencias, según el IMMF. Las agencias enviarán la solicitud, junto con el certificado, a las autoridades del país de origen. Los padres deberán esperar a que éstas encuentren al niño adecuado. Las familias pueden mostrar preferencias sobre la raza y el estado de salud del menor, pero es el interés de éste el que debe presidir todo el proceso."Cuanto más flexible es la familia", explica la gerente del IMMF, Esperanza García, "más rápido será el proceso".Después vendrá la asignación de un menor a la pareja, la autorización de ésta por la comunidad y la aceptación del menor por parte de la familia. Su decisión es comunicada a las autoridades del país, que en su momento les invitarán a viajar para conocer al niño y celebrar el juicio de adopción.En el caso de Rusia, y desde el año pasado, son necesarios dos viajes. Una vez en España, la adaptación del niño a su nueva familia es supervisada por la comunidad.

En cualquier caso, se trata de un proceso sin garantía de llegar a la meta. El contrato no obliga a la agencia a devolver el dinero en caso de fracasar en la búsqueda de un niño.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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