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El fiscal pide 17 años por asesinato para el joven acusado de acuchillar en el cuello a un taxista

El fiscal reclama 17 años de cárcel para Rufino José Sipoto, de 24 años, como presunto autor del asesinato del taxista madrileño Amador Suárez Méndez, de 56 años, ocurrido sobre las 15.30 del 7 de marzo de 1998 en la calle de Caballero de Gracia. Sipoto, según el fiscal, acuchilló en el cuello al taxista y le segó ambas yugulares cuando pretendía robarle la recaudación. El juicio contra Sipoto -el primer niño negro que participó en un sorteo de Navidad, en 1988, y cantó el gordo- se celebrará el 14 de junio en la Audiencia de Madrid.

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Sipoto será enjuiciado por un jurado popular en la Sección 15 de la Audiencia. El fiscal relata en su escrito que el acusado iba como viajero en la parte trasera del taxi conducido por Amador Suárez y que, al llegar a la altura del número 12 de la calle de Caballero de Gracia (distrito Centro), sacó un cuchillo de nueve centímetros de hoja y, sin mediar palabra, cortó el cuello al taxista.Cometió el crimen con el propósito de robarle la recaudación, cosa que no consiguió. Salió corriendo al ver que un grupo de transeúntes que había escuchado los gritos de la víctima se dirigía hacia él con la intención de prenderle.

Varios policías que había en la zona corrieron tras él y le detuvieron minutos después en la calle de Fuencarral, tras ser orientados de sus pasos por un camarero que le vio correr con las manos ensangrentadas. El taxista quedó en estado de coma y murió al día siguiente. El fiscal pide que la viuda del taxista sea indemnizada con 30 millones.

El abogado de la familia de la víctima solicita que la condena sea de 20 años de prisión dada la saña que empleó el acusado para matar al taxista ("rompió el cuchillo" debido a la fuerza que empleó para acabar con la vida de su víctima).

El acusado, nacido en Guinea, llegó a Madrid con sólo ocho años y acompañado de sus dos hermanas tras quedar huérfano. Poco después ingresó en el Colegio de San Ildefonso. Años después de saborear la fama tras haber cantado el premio gordo de la lotería nacional, cayó en el olvido, se desvinculó de sus hermanas y se convirtió, según quienes le conocen, en una persona conflictiva.

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Tras este nuevo crimen, los taxistas de Madrid volvieron a manifestarse para exigir más protección.

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