Biografías
FÉLIX BAYÓN El alcalde de mi pueblo es implacable. Cuando alguien osa llevarle la contraria, no duda en lanzar su amenaza favorita: "Te voy a investigar", dice. En más de una ocasión, a algún funcionario, político o periodista que se interponía en su camino le ha reconocido haber indagado sobre su pasado e, indulgente, reconocía: "Lo sé todo sobre usted y no tengo nada que achacarle". Qué pena que el alcalde de mi pueblo tenga tanta afición a transitar las fronteras de la ley: su auténtica vocación es la de magistrado. Hace pocas semanas salió del despacho del juez Santiago Torres, su verdadera pesadilla, y dijo a los periodistas: "Todo ha ido bien. Hemos mantenido una conversación de alcalde a juez". Al convertir lo que realmente era un interrogatorio en un diálogo de igual a igual olvidaba que no era su cargo público el que le había llevado una vez más antes los tribunales, sino sus circunstancias de presunto delincuente. Tiene mucho desparpajo este alcalde que se empeña en seguir investigando a todo el que se atreve a llevarle la contraria. Confía quizá en que algún día encontrará a alguien con un pasado y un presente más turbio que el suyo. Pero no es fácil, por estos mundos no hay mucha gente condenada por la muerte de 58 personas, como lo fue el alcalde de mi pueblo tras venirse abajo su primera gran chapuza: un restaurante de la urbanización segoviana de Los Ángeles de San Rafael. Cincuenta y ocho muertes que, según la sentencia, fueron debidas a la "avidez por el lucro inmoderado" y el "absorbente y obsesivo ahorro y economía en los costos" que le hizo prescindir en la obra de arquitecto y aparejador. Es difícil también conocer a alguien a quien la fiscalía anticorrupción haya abierto al menos cuatro investigaciones, acusándole en una de ellas de falsedad y malversación de 900 millones. Afortunadamente, es difícil. A pesar de que es difícil encontrar a alguien con un pasado y un presente tan sombrío como el suyo, el alcalde de mi pueblo no ceja y sigue investigando a todos sus críticos. Colecciona biografías como el que junta sellos y se ha de deprimir mucho si las compara con la suya. Quizá para atenuar la depresión, acostumbra a seleccionar a sus colaboradores con criterios que parecen más apropiados para el "casting" de un "remake" de "El Padrino" que fuera a ser dirigido por Mariano Ozores. Quizá por ello, también, entre sus conocidos se encuentra uno de los hombres más temidos y odiados de Europa: el serbio Zaljko Raznatovic, más conocido por "Arkan", recientemente reclamado por el Tribunal Internacional de La Haya que juzga a los criminales de guerra. "Arkan", mafioso y sanguinario, es el líder de los "tigres" serbios que pasaron a cuchillo a los bosnios y ahora repiten sus artes en Kosovo. Para el alcalde de mi pueblo, que estuvo visitándolo hace unos meses, este asesino es sólo "un gran anfitrión", según dijo y consta en los archivos de prensa. Entre las biografías de la colección de mi alcalde pocas pueden hacer sombra a la suya. Si alguien lo duda debe ir a una librería y comprar el nuevo y excelente libro de Juan Luis Galiacho: "Gil, el gran comediante; la farsa continúa". Tendría que ser de lectura obligatoria en los colegios de la Costa del Sol, Campo de Gibraltar, Ceuta y Melilla.
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