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GUERRA EN YUGOSLAVIA Testimonios

El grito de auxilio de Sabri Hamiti, escritor albanés de Kosovo

Universitario y escritor albanés de Kosovo, Sabri Hamiti está refugiado en Francia desde el pasado 29 de marzo, gracias a la ayuda del Parlamento Internacional de los Escritores. Esta asociación de defensa de los artistas amenazados se puso en contacto con él después de que fuera herido delante de su casa de Pristina, en septiembre de 1998, tras una agresión relámpago que él atribuye a las "fuerzas de seguridad serbias".Nacido en 1950, este especialista en literatura contemporánea, autor de poesía, teatro y novela, pertenece a la generación de intelectuales que, en los años setenta, quiso que emergiera una clase intelectual albanesa en Kosovo. "La Universidad de Pristina se abrió en 1970. Nosotros formábamos un círculo en torno a mi amigo Ibrahim Rugova y queríamos propagar la cultura y los debates de ideas contemporáneos. En seguida tradujimos las obras de Roland Barthes, del que Rugova había sido alumno, o de lingüistas como André Martinet", explica. En torno a estos jóvenes que a menudo ampliaron sus estudios en otras universidades yugoslavas o extranjeras, se crearon revistas y programas literarios en la radio. Sabri Hamiti cursó el tercer ciclo en Zagreb, dedicado a la literatura europea contemporánea, y luego estudió un año en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París. A su regreso, tradujo un ensayo de Gérard Genette sobre teoría literaria.

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A partir de 1986, cuando la Asociación de Escritores, presidida por Ibrahim Rugova, lanzó sus críticas contra la política de Slobodan Milosevic, la situación se volvió "muy cruel para los intelectuales, afirma Sabri Hamiti. Para el poder serbio, el albanés culto constituye una amenaza. La mayoría de los escritores, que eran universitarios, editores o periodistas, perdió su empleo".

Los escritores albanohablantes han perdido el contacto con sus compañeros de la ex Yugoslavia. El aislamiento y la represión han aumentado. La editorial Rilindja, que publicaba las obras de Sabri Hamiti -poemas, obras de teatro, novelas y trabajos de crítica literaria, no traducidos al francés- ha cerrado. Hasta estas últimas semanas, "sólo tres o cuatro editores privados han seguido publicando novelas y poesía. Los libros casi no se distribuían, y las tiradas se redujeron a 1.000 o 2.000 ejemplares. Eran escasas las obras nuevas, porque todos estaban agobiados por los problemas de subsistencia".

Acogidos durante un año por la ciudad de Blois, Sabri Hamiti y su mujer llegaron directamente de Alemania, donde llevaba varias semanas bajo atención de las secuelas de su agresión. Debían volver a su casa en Pristina antes de alcanzar Francia para encontrarse con sus dos hijos. Los acontecimientos no lo permitieron. La pareja pasó sus primeros días en Francia "en total confusión", pendiente de las llamadas de Kosovo, donde dejó todo, incluida su preciosa biblioteca. "Paso los días llamando por teléfono, escuchando las noticias o leyendo la prensa", dice. "Para escribir hace falta un mínimo de tranquilidad. No puedo hacer literatura gritando, y ahora estamos en un tiempo de grito y de angustia".

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