La paranoia de Amparo
Se llama Amparo Sánchez, pero la llaman Amparanoia, denominación con la que, simultáneamente, se hace referencia a su persona y a su proyecto musical, realizado junto a otros cinco músicos. Ésta es, pues, la paranoia de Amparo: no otra que hacer música caliente, sabrosa, multicultural, poliétnica, polirítmica y bailable, salpimentada con múltiples sabores, decenas de colores y servida con una franca actitud reivindicativa, en cuyo fondo se dibuja la incomprensión generada por el mundo panoli en el que vivimos. O algo así. Se dio Amparo a conocer con su primer disco, titulado, nada más y nada menos, que El poder de Machín, una obra en la que ya quedaba clara su declaración de principios e intenciones: hacer una música de raíz latina con letras que sobrevuelen la bobería de muchas otras letras de pop. Tras la acogida que tuvo aquel trabajo, Amparo acaba de editar Feria furiosa, un segundo trabajo que fue grabado en un caserío navarro de Azkarate con las colaboraciones de artistas como los hermanos Muguruza -Fermín es el autor de una de las letras y Jabier e Iñigo han grabado acordeones y voz-, Manu Chao, Oliver, el recitador de 7 Notas 7 Colores, y un largo etcétera de amigos y músicos. En suma, que Amparanoia es una de las referencias más descollantes de la música alegre, festiva, reivindicativa y de cruce que últimamente está triunfando a rebufo del descomunal éxito conseguido por artistas como Manu Chao. Y es que el mundo escuchado con Amparanoia es de colores. Para comprobarlo, nada mejor que acudir esta noche al Apolo, donde, con Macaco como telonero (21.30 horas), estrenará en Barcelona Feria furiosa (22.30).- L. H.
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