Tráfico y tabaco

Leo en EL PAÍS del jueves 25 de marzo que la Dirección General de Tráfico va a comenzar una nueva campaña de publicidad en televisión y salas de cine con el fin de reducir los accidentes de tráfico, que se han cobrado 799 víctimas mortales en lo que va de año. Añade el informador que el presupuesto es de 2.200 millones de pesetas y que se darán 2.300 pases y 1.800 inserciones. Me parece una loable iniciativa. Y uno se pregunta por qué jamás ha visto una campaña similar que haga frente al gravísimo problema de salud que es el tabaco, al cual, según informa la revista de salud pública Gaceta Sanitaria, se le atribuyen en nuestro país 600.000 muertes en 15 años, es decir, una media de 40.000 al año.¿Cuándo tomará el Ministerio de Sanidad una iniciativa de ese tipo? Más preguntas: ¿para cuándo la prohibición absoluta de fumar en todos los transportes públicos? En los autobuses que cubren a diario el trayecto de Madrid-Segovia, e imagino que no debe de ser muy distinto en otras líneas interurbanas, se sigue permitiendo fumar en la parte posterior del vehículo, como si el humo entendiese la diferencia que hay entre los asientos de fumador y no fumador. En el metro de Madrid hay señales de prohibición de fumar por todas partes, pero tanto en pasillos como andenes, escaleras o vestíbulos numerosos fumadores hacen caso omiso de las mismas. Está interiorizado que no se puede ni se debe fumar en los vagones, pero no que eso sea extensible al resto de la red del metro. Y nadie parece ser capaz, tal vez nadie se lo ha propuesto, de hacer cumplir las normas.

El tabaco no sólo perjudica al fumador, sino a toda aquella persona expuesta al humo. La evidencia científica al respecto es ya abrumadora. Pero en lo referente a este asunto, las autoridades no son tan beligerantes como en el caso de los accidentes de tráfico. ¿Por qué?

Es verdad que en las cajetillas de tabaco se advierte de que fumar perjudica seriamente la salud. Pero ¿qué impacto puede tener tal mensaje frente a la apabullante publicidad financiada por las poderosísimas industrias tabacaleras que se dirige, como estrategia preferente, a captar nuevos fumadores entre los sectores más vulnerables de la población como son los adolescentes?-