Kuerten elimina a España

Todas las expectativas se rompieron el domingo en cuestión de 1 hora y 39 minutos. Ni siquiera hubo tiempo para la agonía. Gustavo Kuerten (18º mundial) desarticuló todas las iniciativas de Carles Moyà (2º) y le venció en tres mangas rápidas, secas, contundentes. Le ganó por 6-2, 6-4, 6-1 sin darle la más mínima opción. Acabó con él de una forma impensable, y con esta victoria dio a Brasil el tercer y decisivo punto (1-3) que sitúa a su país en los cuartos de final del Grupo Mundial y deja a España a expensas de lo que pueda ocurrir en la fase de permanencia.La derrota de Moyà puso el cartel de intrascendente al último punto que se disputó en Lleida. Àlex Corretja ganó a Marcio Carlsson (131º) por 6-1 y 6-2, y dejó en 2-3 el balance final.

Será la tercera vez que Manolo Santana, capitán español, afronte esta fase de la competición. La primera se produjo en 1995, cuando tomó el mando del equipo y perdió frente a México, lo que relegó a España a Segunda División. La segunda la disputó en 1996, y logró el ascenso al Grupo Mundial, tras derrotar a Dinamarca. La tercera se producirá en septiembre. España no conocerá a su rival hasta el próximo jueves.

Salvar la permanencia resultará relativamente sencillo, puesto que España parte como cabeza de serie y, por tanto, no se encontrará a ninguno de los otros siete equipos del Grupo Mundial derrotados en la primera ronda. Su rival será fácil en principio, de eso no hay duda.

Sin embargo, esa hipotética alegría no permitirá olvidar lo ocurrido en Lleida. La decepción que se reflejó al final del partido en el rostro de Carles Moyà era al menos similar a la de los 4.200 espectadores que llenaron la pista y que intentaron levantar al mallorquín. Los constantes cantos y gritos de ánimo se estrellaron una y otra vez en la impotencia de Moyà.

El español, de 22 años, no demostró en absoluto su condición de ex número uno del mundo ni de campeón de Roland Garros. Moyà no encontró sus golpes, no estuvo centrado, no contó con su saque y ni siquiera mantuvo ese convencimiento en la victoria que tantas veces le ha acabado salvando.

"Él fue el primero en salir decepcionado de la pista", explicó Josep Perlas, su entrenador. "No se sintió bien, y su amargura fue mayor, puesto que frente a Meligeni había jugado un buen partido y creyó que su adaptación a la tierra ya se había completado. Pero ayer descubrió que no era así, que aún le falta. Y salir derrotado de esta forma no es agradable para nadie, pero menos para un jugador de su nivel".

Frente a la actitud de Moyà, Gustavo Kuerten ofreció el mejor contraste. El brasileño, también de 22 años, entró en la pista tranquilo, seguro de sus posibilidades, y desplegó toda la frescura de su juego sin denotar presión alguna. Actuó como un gran jugador, consciente de sus capacidades y de sus calidades. Supo sacar rendimiento de la potencia de su saque y, aunque siempre buscó las líneas y jugó al contrapié aceptando riesgos importantes, cometió sólo 32 errores no forzados. El balance final de puntos ganados resulta esclarecedor sobre el desarrollo del partido: 59 de Moyà por 87 de Kuerten.

Sin iniciativa

El problema fundamental de Moyà fue que nunca pudo tomar la iniciativa del juego. Cuando lo intentó, las cosas no le funcionaron. Fue a remolque de Kuerten y ése no es el tipo de juego que a él le gusta desarrollar. Moyà es un campeón que, como Kuerten, quiere ganar imponiendo su ritmo. Pero eso es imposible si no hay una mentalidad adecuada y si, como consecuencia, los golpes no surgen con fluidez. Los golpes de Moyà quedaron excesivamente cortos y tuvo que vivir de segundos servicios, con lo que ya de entrada perdía la iniciativa de los puntos. Guga estuvo increíble. Eso es cierto. Jugó sólo con golpes ganadores, tanto derechazos como de revés, y tuvo la inteligencia de combinarlos con subidas a la red, dejadas y globos. Pero Moyà le ayudó. Le permitió sentirse cómodo en la pista y no hizo nada para intentar cambiar el rumbo de las cosas. No fue un número uno. No defendió como se esperaba la suerte del equipo español. Y ahora tanto él como Corretja deberán evitar un nuevo descenso a Segunda División.