La devoción en su cenit

El Gran Poder, en silencio, llena Sevilla en la madrugada más barroca. Las centurias de la Macarena vuelven a brillar ante miles de devotos. La Esperanza hace vibrar de nuevo a Triana. Tres estampas clásicas de la madrugá sevillana, que se han convertido en símbolos de la Semana Santa y en nexo que enlaza el Jueves y el Viernes Santo. Decenas de miles de personas se volcaron en las procesiones -algunas no habían salido el año anterior por la lluvia- desde que Las Cigarreras y Los Negritos, fundada en el siglo XVI y con un palio con motivos africanos, iniciaron el Jueves Santo, que se completó con los pasos de La Exaltación, Montesión, La Quinta Angustia, El Valle y Pasión. Numerosas mujeres lucieron sus tradicionales mantillas para asistir a las procesiones durante la tarde. Ya de madrugada, las calles del centro histórico arroparon a las cofradías de El Silencio, La Macarena, El Gran Poder, El Calvario, La Esperanza de Triana y Los Gitanos. Las procesiones más esperadas de toda la Semana Santa. Los pasos del Viernes Santo despiertan similar expectación. El Cachorro, La Carretería, La Soledad de San Buenaventura, La O, San Isidoro, Montserrat y La Sagrada Mortaja salen a procesionar en la última gran jornada de la Semana Santa, que entra en su recta final. Salvadas ya las protestas por las sillas de la carrera oficial, el único incidente que sembró malestar entre el público fue la presencia de un helicóptero y una avioneta, que sobrevolaban las procesiones para filmarlas.