Tribus
JUANJO GARCÍA DEL MORAL Los votantes socialistas se han encontrado huérfanos de repente. La crisis interna del PSPV, que se precipitó el pasado sábado con la dimisión del secretario general y aspirante a presidente de la Generalitat Joan Romero, les ha dejado sin candidato y con la boca abierta, atónitos ante el espectáculo que han ofrecido unos dirigentes incapaces de abandonar, siquiera por una vez, las sempiternas luchas tribales, incapaces de dejar de mirarse el ombligo para acercarse un poco a la realidad de la calle. Una calle harta ya de luchas y división. Muchos de esos votantes se habían hecho ilusiones de cara al 13 de junio, creyendo que por fin el partido estaba dispuesto a dejar de lado las disputas internas para pensar verdaderamente en lo que debería constituir su único objetivo: poner a disposición de la sociedad en general y a la de sus votantes en particular una fuerza política de referencia con una oferta atractiva y merecedora de ser votada. Pero ha sucedido todo lo contrario. Y, además, cuando faltan apenas dos meses para las elecciones. Las tribus han acabado con las expectativas de muchos ciudadanos progresistas que esperaban encontrar un partido cohesionado como único medio para impedir una mayoría absoluta del PP que se les antoja un desastre. También se han quedado atónitos en el PP. Se habrán frotado los ojos, pensando que se trataba de un sueño. Menudo regalo. Aunque de cara a la galería ya han salido diciendo lo de siempre -que no tienen interlocutor, que no es bueno que el primer partido de la oposición esté como está, etcétera- las huestes populares deben de estar bailando sobre un pie. Las tribus socialistas les han puesto en bandeja la mayoría absoluta. Pero todo esto parece no preocupar a algunos dirigentes socialistas, pendientes como siguen de maniobrar con el único objetivo de asegurar su influencia presente y futura en el partido y de impedir que otros aumenten su poder en la organización. Y a costa de lo que sea, como se ha visto. Ahí quedan como testigos los carteles publicitarios que desde hace unas semanas pueblan nuestras calles y plazas y que nos muestran a Joan Romero. De cuerpo presente. RIP.
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