El número de mujeres que viven solas y con pocos recursos se duplica en 10 años en Barcelona
El número de mujeres que viven solas en la ciudad de Barcelona se ha duplicado en 10 años: del 7% de 1985 se ha pasado al 14.9% en 1995. Se trata de mujeres con edades comprendidas entre 45 y 60 años que se han separado o divorciado. Debido a esa circunstancia, también se ha incrementado el número de familias monoparentales de madre e hijos. Los datos son de una encuesta del Área Metropolitana de Barcelona que también destaca que un amplio segmento de mujeres que viven solas o con hijos a su cargo tienen escasos recursos económicos.
El incremento de mujeres que viven solas o con hijos es consecuencia del aumento de las separaciones y divorcios registrado en la década comprendida entre 1985 y 1995, que afectan a una tercera parte de la población mayor de 20 años. En el mismo periodo, el porcentaje de personas casadas ha pasado del 67,4% de 1985 al 58,9% en 1995. La proporión de viudos y viudas se mantiene estable en torno al 14% en la caso de las mujeres y el 2% en el de hombres. El motivo de que aumenten los hogares de mujeres solas o con hijos y no ocurra lo mismo en el caso de los hombres es que los separados o divorciados tienden a formar una nueva pareja en un tiempo relativamente corto después del divorcio. Según la encuesta, el perfil de las mujeres de entre 45 y 60 años que viven solas es de una categoría socioeconómica baja: el 74,5% de ellas reciben ingresos en concepto de pensiones, mayoritariamente de viudedad. El 75,6% subsiste con ingresos inferiores a 1,5 millones de pesetas anuales y sólo el 4,3% recibe más de 3,5 millones al año. Madres con hijos Los hogares monoparentales son los que no han dejado de aumentar, sobre todo los de mujeres: el 79,1% de las personas que encabezan un hogar monoparental son mujeres, proporción que supera incluso la de las viviendas unipersonales. Y dentro del segmento de mujeres que viven solas con sus hijos, una de cada 10 es madre soltera, tres son divorciadas y separadas con hijos a su cargo y las seis restantes son viudas con hijos. Por edades, una de cada dos tiene más de 60 años y una de cada tres se sitúa entre los 45 y los 60. En los últimos cinco años ha aumentado el número de mujeres de entre 30 y 45 años que viven solas, lo que puede indicar cierto avance del momento de la disolución de las parejas, según argumenta el estudio metropolitano. Entre 1985 y 1995 la figura de la ama de casa tradicional ha disminuido, sobre todo entre las mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 45 años: si en 1985 el 40% de este segmento eran amas de casa, 10 años después lo eran el 10%. La encuesta destaca que más de la mitad de la población femenina residente en Barcelona es inactiva. Concretamente, la proporción es de 55,7%, frente a un 34,7% de los hombres en 1995. Las mujeres que trabajan reciben menos ingresos que los hombres, según la encuesta, que señala que en los últimos 10 años se ha tendido a reducir las diferencias salariales: en 1990 los salarios de las mujeres representaban el 62% de los masculinos, y cinco años más tarde el porcentaje era del 70%. La comparación del nivel de estudios entre hombres y mujeres pone en evidencia la inferioridad de la mujer. El 20% de las mujeres no tienen estudios y un 2,8% de ellas son analfabetas. En el caso de los hombres, los que no tienen estudios son un 12% y el porcentaje de analfabetos es del 0,6%. Las mujeres sí han avanzado en dos segmentos: en los estudios secundarios y en los universitarios. En ambos casos, las mujeres han superado a los hombres en la década de 1985 a 1995. Así, mientras que los hombres que cursaban estudios universitarios registraban un incremento del 12% en 1995 respecto a 10 años antes, el aumento entre las mujeres fue de un 63%. En consecuencia, las mujeres jóvenes acuden a la universidad más que los hombres. La presencia femenina también era mayoritaria en las aulas de estudios de secundaria en el año 1995. Según el estudio, las diferencias entre sexos a la hora de optar por una carrera universitaria sigue produciendose: las mujeres siguen inclinándose por carreras de tipo humanístico y social con pocas posibilidades de desarrollo en el mercado laboral, mientras que los hombres mantienen y aumentan su presencia en carreras técnicas, con más salida en el mundo del trabajo.
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