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Cartones con fe

OFICIOS COFRADESCAPIROTEROSPara fabricar capirotes a la manera tradicional es necesario disponer de cartón, tijeras, cinta métrica, grapadora neumática, papel encolado, y, sobre todo, de una familia experimentada y bien avenida. En el taller de los Pérez, situado en la céntrica calle Álamos de Málaga, se cumplen todos estos requisitos, y el público lo sabe. Por eso, cada Semana Santa los Pérez hacen unos 2.000 capirotes, que venden al precio de 700 pesetas (IVA incluido). Garantizados y a medida. La casa fue fundada en 1917 por Antonio Pérez, conocido popularmente como "el tío de los capirotes"; hoy la tiene a su cargo su nieto Miguel. Pasa 11 meses al año encuadernando libros y confeccionando cajas de cartón de todos los tamaños y formas. Y el mes restante lo dedica por entero a los capirotes. Cuando se acerca la Semana Santa cambian los horarios y aumentan los empleados. Su tía Concha dice con orgullo: "Aquí no hay nadie de la calle, todos somos de la familia". Su marido, Fernando Rivera, se ríe: "Ésa fue mi perdición, enamorarme de la hija del tío de los capirotes. Mi suegro me lo dijo: "si te casas con ella, tienes que hacer capirotes". Y aquí estoy". Fernando se encarga de medir la cabeza de los aspirantes a nazarenos. Los sienta en una sillita en medio del taller, les calza el capirote, hace una marca y se lo pasa a Miguel, que lo grapa con exactitud utilizando una máquina enorme de aire decimonónico. Luego lo pasa a la mesa, donde Concha y Alfonso cubren las junturas y los bordes con papel encolado, y le pegan unas cintas "para atarlo a la barbilla". El capirote vuelve a manos de Miguel, que lo grapa de nuevo y lo entrega al destinatario, listo para llevar. Se trabaja en cadena: todo está perfectamente sincronizado. "Las cosas se hacen igual que en tiempos de mi abuelo, artesanalmente". Los capirotes más largos, que miden más de un metro de alto, los lleva la Cofradía de la Humildad; los más discretos son los de la Pollinica. "Antes se hacían más chicos, de unos 70 centímetros", explica Miguel. Ahora se llevan más grandes, "por razones estéticas, que quedan muy bien". ¿Y cuánto duran? "Son de buena calidad, y si se quisiera durarían más de un año. Pero mi abuelo hablaba de una tradición según la cual trae suerte a las cofradías romper el capirote delante de los tronos después de la procesión". Los Pérez fabrican capirotes para la ciudad, para toda la provincia y hasta para Badajoz. "Nadie en Málaga hace capirotes como nosotros. Lo hemos estado aprendiendo desde chiquitillos". La sucesión está asegurada. Miguel tiene dos hijos, una niña de 12 años, que ya ayuda a su tía abuela a encolar papel, y un niño de 6 que le ha salido díscolo: "prefiere los carnavales".

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