Otegi: "Esto no desconcierta a HB"
La muerte de José Luis Geresta dispara las especulaciones y las sombras. Se añaden, como diabólico elemento de tensión, a un ambiente ya tensionado hasta el límite. Es el final de una semana en la que la violencia callejera y la confrontación política se enredan en una espiral sin término. Horas antes del hallazgo del cadáver del militante de ETA había finalizado apresuradamente el "encierro" de los dirigentes de Euskal Herritarrok en Aránzazu. Allí habían acudido algunos responsables de Jarrai que habían escuchado a Arnaldo Otegi esgrimir serias argumentaciones sobre la necesidad de parar la kale borroka. El dirigente de HB logra convencer a los reunidos de la necesidad de "blindar" el proceso político. Las elecciones municipales están ahí. De Aránzazu sale un comunicado en el que la dialéctica radical apenas permite entresacar lo que los dirigentes de EH consideran la clave del mensaje: parar, parar... Un mensaje que ya han enviado a ETA apoyado en argumentos elocuentes: en el PNV no se oculta la contrariedad creciente por la incapacidad de EH para controlar la situación, y hace quince días que Gorka Aguirre y el propio Joseba Egibar les han comunicado que no habrá celebración conjunta del Aberri Eguna... El sábado no hay kale borroka.Pero el silencio del sábado explosiona el domingo. En el Gara, el periódico que ha sustituido a Egin, se publica una fotografía de "el cadáver de una persona no identificada hallada en Rentería". La fotografía se incluye en las páginas de política nacional.
"El muerto lo jode todo de nuevo"... Un conspicuo dirigente del PNV expresa, con esta elocuente frase, la situación endemoniada que se vive con la confirmación de que el cadáver es del militante de ETA... Arnaldo Otegi ya no está en Aránzazu, tratando de encauzar la crecida, está subido a una tarima denunciando el "crimen de Estado de los perros españoles", aunque afirma en privado que "lo de Geresta desconcierta a la gente, pero no a los dirigentes de HB". La kale borroka se esparce de nuevo.
La escenificación que HB ha montado en el Ayuntamiento y en la iglesia de Zizurkil para el funeral de Geresta recuerda los tiempos más duros, tratando -según aseguran sus propios promotores- de satisfacer a los radicales, de frenar una "crecida" de la violencia de impredecibles consecuencias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.