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EDUARDO LEIRAURBANISTA

"El Arco de la Innovación será, como el Guggenheim, una baza para toda Euskadi"

La experiencia de Eduardo Leira (Madrid, 1944) le ha valido para ser el urbanista más solicitado por distintas administraciones y entidades para redactar algunos de los proyectos de futuro más importantes del País Vasco. Él ha elaborado las grandes líneas de los planes para el Bilbao Metropolitano, para Álava central e incluso el proyecto de las Cámaras de Comercio de una L ferroviaria vasca. Entre su bagaje profesional, destacan también el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (1985), la prolongación del eje histórico de París y la transformación de la periferia industrial de Sâo Paulo. El Plan Territorial Parcial (PTP) de Álava central lleva un paso más avanzado. Se trata del instrumento que dibuja las líneas de futuro de toda la provincia, excepto el valle de Ayala y La Rioja. En él, se prevé potenciar una zona comprendida entre Nanclares y Legutiano, con Foronda como eje, a la que se ha bautizado como Arco de la Innovación. Además, apuesta plenamente por la A-1 (la autopista Éibar-Vitoria prolongada) y por un modelo que multiplicaría la población de Vitoria y su entorno. La semana próxima termina el plazo dado a las entidades afectadas para que presenten sugerencias al avance. "Todavía nadie sabe exactamente lo que es un PTP", explica Leira, quien se esfuerza en romper con "esa visión en blanco y negro de lo rural y lo urbano como cosas distintas e incluso contrapuestas. Porque no es así". El plan para Álava se ha basado en un ejemplo palpable: el aeropuerto de Fort Worth, en Dallas. Pregunta. Se pretende convertir al Arco de la Innovación, en el motor económico de la provincia e incluso de toda Euskadi. ¿Es compatible con el PTP de Bilbao Metropolitano? Respuesta. Sí, absolutamente. El País Vasco vive una realidad de ciudad-región. No hay tres provincias en ninguna otra comunidad autónoma del Estado con un mayor nivel de integración de población entre sí. El Guggenheim es una baza exclusiva de Bilbao, pero también del conjunto de Euskadi. Al igual que el Kursaal es un patrimonio de todos. Lo mismo ocurre con el Arco de la Innovación. Atraerá actividades que no se le quitan a nadie porque no existen. P. Vitoria está considerada una ciudad con una alta calidad de vida, pero sin una guinda. ¿Con este proyecto, el Arco de la Innovación puede convertirse entonces en el Guggenheim alavés? R. Son elementos de distinta índole, pero que podrían tener esa cualidad de banderín de enganche, o de elemento motriz que va más allá de su entorno inmediato. P. ¿Podrían darse unos plazos aproximados para ver hecho realidad ese proyecto? R. Creo que sí, porque de hecho es una reformulación de cosas que están ya sobre la mesa. La sociedad VIA [promotora del aeropuerto] está planificando para Foronda un gran terreno que tratamos de organizar proponiendo nuevas implantaciones industriales, de servicios, de agricultura y espacios naturales. Dará una modernidad al territorio, mucha más que antes, en que había una barrera entre el polígono industrial y los otros sectores. P. ¿Cuántos años serán necesarios? R. Si hay voluntad de hacerlo, que no es un decir, en el plazo de diez años el Arco de la Innovación podría ser una realidad. P. Se propone una segunda pista para Foronda. R. Se hablaba de ello en el preavance. En este momento la hemos eliminado. Conviene tenerla prevista, pero más a largo plazo. Su capacidad ahora es suficiente. P. ¿Cómo una infraestructura como es un aeropuerto puede servir de reclamo por sí solo para atraer tantas empresas? R. La producción está cada vez más fragmentada. Por ejemplo, los ordenadores no viajan hechos, sino que se envían desde el lugar de producción al de recepción y allí se ensamblan. La clave está en generar un lugar donde llegue el mayor número de componentes por distintos medios de transporte y que puedan componerse en un momento dado. Habrá que hacer un esfuerzo brutal de marketing para posicionar Vitoria en el mundo. Ya se está haciendo. P. En cuanto a las comunicaciones, se plantea ampliar la A-1 hasta Armiñón para conectarla con la autopista hacia Burgos, la A-68. R. En realidad, no se amplía. El problema de la A-1 es que se ha visto hasta ahora por trozos. Se ha hablado de la Éibar-Vitoria como un tramo aislado. Nosotros entendemos ese eje como se planificó en un principio, hace años: la autopista Burgos-Málzaga. Tiene la oportunidad de convertirse en el gran eje europeo del País Vasco, en conexión con la A-8. Porque no puede detenerse en Éibar. Tiene que ampliarse, como ya está previsto, con el segundo cinturón de San Sebastián, precisamente en su función de eje europeo. Dentro de las propuestas que hay sobre la mesa, la A-1 es la mejor y de mayor efecto benéfico para el conjunto de Euskadi. P. ¿La Y ferroviaria es un proyecto dogmático o podría cambiarse por la L? R. No debería serlo. El gran problema de plantear una alternativa es que, entre comillas, llega tarde. Se ha hecho tal cúmulo de estudios sobre la Y que dificulta volver a estudiar otro. El problema de la L es que es una idea, con visos de ser mucho más interesante, pero está sin hacer, sin estudios detrás. P. ¿Es demasiado tarde como para tenerla en cuenta? R. Espero que no. Lo importante es considerar las infraestructuras no en sí mismas, sino como base de provisión de servicios. Hasta ahora se hacía una infraestructura y ya se sabía quién la iba a utilizar, Renfe. Eso ya se ha roto. Ahora se construye una línea y se alquila a todo aquel que quiera poner servicios. En un periodo muy largo terminan pagándola. Quien construye la línea tiene que pensar por dónde pasa, cuántos operadores pueden utilizarla. La gran diferencia entre las dos propuestas es una línea pasante por Bilbao o no, dejando a Bilbao en un fondo de saco. Ésa es la clave. P. En Vitoria se ha producido un debate por dónde pasará el tren. El Ayuntamiento apuesta por una intermodal en la acería de Sidenor, cuyas instalaciones se están retirando. R. El PTP propone hacer una desviación de las mercancías para que no pasen por la ciudad. Lo que postula el Ayuntamiento, y creo que con acierto, es que el hecho de que siga pasando por la ciudad no quiere decir que recorra el mismo trazado. El costo de la infraestructura, sea cual sea su trazado, es tal que el pensar en la depresión y que pase subterráneo es realmente la solución, no sólo para el caso de Vitoria, sino para las tres capitales. Permite estaciones subterráneas, que pueden resolverse de una manera muy funcional, y tendríamos muchas más opciones de elegir por dónde se pasa. Encaja muy bien con la idea del Ayuntamiento de Vitoria.

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