Mejor el pacto que la guerra
La situación en Serbia vuelve a alcanzar dimensiones dramáticas de psicosis colectiva y de miedo al bombardeo. El régimen se dedica sin descanso a crear el caos, se nutre de él y en él se sustenta. Abusa de las serias amenazas de la OTAN para atizar la euforia patriótica, para alentar una xenofobia aún más virulenta contra la comunidad internacional y un odio aún más profundo contra todos/as los que en este país abogan por los compromisos en vez del fanatismo y la inflexibilidad.El precio de esta política lo pagará, como ha ocurrido siempre hasta ahora, la población civil, expuesta a las amenazas de la OTAN, a nuevas movilizaciones forzosas de reservistas por parte del ejército yugoslavo, a la iraquización de Serbia, al conflicto con Montenegro...
A pesar de todo resulta alentador el hecho de que aumente, aunque sea tímidamente, el número de personas que en este país se dan cuenta de que se trata de un ejercicio de cinismo extremo del régimen, porque todos los pasos dados por él obedecen exclusivamente a permanecer en el poder y para nada a favorecer "el Estado y la nación".
La gente se percata de que las declaraciones de este régimen a menudo no tienen nada que ver con sus verdaderas intenciones y medidas, que el régimen suele ceder más cuanto más inflexible se presenta. Después de todo eso el pueblo "traga" y el régimen despliega su arsenal de variaciones sobre el tema del sacrificio, presentándose, una vez más, como "salvador de la nación".
Mujeres de Negro consideramos que suscribir el acuerdo representa en este momento el acto supremo del patriotismo y que negarse a firmarlo es la continuación de los asesinatos y la destrucción; el fanatismo intransigente, independientemente de donde provenga, conduce a las desgracias; el compromiso no significa resolver el conflicto, pero por lo menos conduce a calmarlo y a poner fin a la violencia armada; todo compromiso, por muy imperfecto que sea, es muchísimo mejor que una inflexibilidad intransigente.-
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