Otro punto de vista

Tal vez el cambio de sede, con respecto a su anterior visita a la capital el año pasado, haya perjudicado en esta ocasión a Ani di Franco, una personalísima compositora norteamericana, intérprete y generadora de actividad profesional alrededor de su persona.Quizá un recinto menor y con una entrada más ajustada al peso real que Di Franco tiene en el pop-bussiness hubiera beneficiado a una artista cuyo fuerte son unos textos en los que aflora otro tipo de sensibilidad, otro punto de vista francamente interesante.

Pero, en ningún caso y esta ocasión lo asevera, para llenar una sala con un aforo de varios miles de personas. Poca gente, pues, acudió a disfrutar del esforzado repaso que Ani di franco dio a parte de su bastante extensa discografía: Not a pretty girl, Dilate, Out of range, su anterior y exitoso Little plastic castle y su reciente y no peor disco Up, Up, Up, Up,Up, Up.

El tinte acústico con el que esta norteamericana da color a sus extraordinarias composiciones parece frenar una vocación eléctrica que quizá hubiera realzado y añadido potencia a su propuesta.

No obstante, sus conciertos tienen tanto de rito intimista compartido con un público siempre entregado que poco importa si la escuálida instrumentación que reviste sus temas suena siempre muy contenida. Capada, en realidad, y perdón por la expresión.

Esto, unido al hecho de que el estilo de sus canciones no concede tanto valor a la riqueza melódica y sí a las diferentes intensidades con las que se repite un arreglo, todo ello tocado en tempos muy parecidos, hace que su espectáculo decaiga un tanto y en ciertos momentos hasta bordee el aburrimiento.

En lo positivo hay que destacar hermosísimas canciones como Two little girls, Letter to John, Crauel y las nuevas Virtue o Angry Any more. Y, sobre todo, el fuego especial que Ani di Franco sigue teniendo sobre un escenario.