Sobre 'porno', señor alcalde
Señor alcalde, no se preocupe en agradar a la Iglesia sacando del baúl de la Inquisición normas tutelares para proteger la moral de mayores y pequeños.Deje que los quioscos sean responsables de sus actos y que expongan y vendan las revistas que quieran sin censura previa, conforme a la legislación vigente en este terreno. La garantía de la educación sexual y moral es incumbencia de nosotros, los padres.
Todo este celo ejérzalo en hacer cumplir la prohibición de la venta de tabaco y alcohol a menores de edad. Y cuide la admisión de adolescentes en locales donde se consume alcohol y droga. El tabaco, las drogas y el alcohol, son mucho más peligrosos para nuestros hijos que una revista pornográfica.
Señor corregidor, en mi hogar, y como en el mío en otros muchos, nuestros hijos e hijas nos hemos visto mutuamente desnudos y han crecido dentro de la naturalidad de vernos tal y como nacimos. Si visitamos una playa nudista, los niños de hoy no se escandalizan de ver a sus semejantes tal cual vinimos al mundo. En la medida que los niños y niñas han ido creciendo, ellos mismos, han marcado la pauta para reservar su intimidad.
Su pudor natural no ha sido producto de una conducta moral impuesta. En este proyecto educacional en el seno de la familia, no tienen lugar los prejuicios sexuales. Más bien es el resultado del respeto, de la información y de la naturalidad. La meta deseada es conseguir la madurez y ejercer la libertad, sin repetir las frustraciones vividas por nosotros y manipuladas por el confesionario.
En este contexto, se descubre la masturbación sin considerarla que deba de llevar consigo un juicio moral, sino como un acto íntimo y de inocuas consecuencias.
Del uso del preservativo se habla de él con la misma normalidad que se habla de la seguridad vial. En este esquema, en el cual crecen nuestros hijos, libres, laicos, sin imposición moral religiosa alguna, la sexualidad está separada de la procreación y es positiva para el desarrollo de la personalidad de la niña y del niño. Se aprende a practicarla con responsabilidad.
El uso que hace del sexo, un adolescente, no tiene por qué estar ligado a la procreación. La maternidad y la paternidad son consecuencia de la madurez, de la responsabilidad y de la libertad.
El placer es un derecho que no corresponde al deber de ser padres o al castigo de quedarse embarazada y tener que abortar ante un hijo no deseado. Ambas situaciones son evitables dentro de este marco educacional en el seno de la familia. Cuando uno de nuestros hijos de 13 a 17 años vea una portada de una revista erótica o pornográfica, no tenga miedo que no le va a pasar nada.
Si han sido educados en la sensibilidad, en la belleza y en el respeto mutuo, sabrán diferenciar el erotismo de la pornografía. Por otro lado, señor Álvarez del Manzano, en la conducta en grupo de los adolescentes de 13 a 17 años, fuera de la familia, ahí sí es urgente su paternal ayuda. Dé rienda suelta a su imaginación y trate de incluir en su próximo programa electoral una oferta lúdica a estos menores. Para ello tendrá que ofrecer una alternativa de negocio a la industria de las discotecas y bares de fin de semana que viven a costa de los adolescentes. En este terreno sí que hay que proteger al niño. De la pornografía, ya se ocupan sus padres. Ah, y a los obispos recuérdeles que, España, disfruta de buena salud moral constitucional, civil y aconfesional.- .
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