Adiós a los disfraces de lunares
Los modistos Victorio & Lucchino están convencidos de que para vestirse de gitana no hay que disfrazarse. Para demostrarlo, presentaron ayer en su taller de Sevilla una nueva línea de trajes de gitana de alta costura. Tejidos nobles, mantones de seda pintados a mano y vuelta al talle bajo son las principales características de los 120 modelos que han realizado para que sienten bien a todo tipo de mujeres. "No hay ningún traje igual. Hemos pensado no sólo en la pasarela, sino en todo tipo de mujeres: delgadas, gorditas, altas o bajas", comentó Lucchino. Los precios de los modelos, desde 80.000 a 150.000 pesetas, son también "asequibles a todos los bolsillos", aseguran. Los creadores sevillanos se rodearon de sus "amigas" para presentar esta nueva línea de trajes que, en las formas, están inspirados en los vestidos de principios de siglo. Carmen Martínez Bordiú, la ex miss España Raquel Revuelta, la cantante Alba Molina y Vicky Martín Berrocal -esposa de Manuel Díaz El Cordobés-, son algunas de las "amigas de la casa" que pasearon los trajes de volantes por el recoleto patio en el que se crió el mismísimo Velázquez, local en que está instalado el taller. "Todo esto me divierte, porque hace mucho tiempo que no me vestía de gitana", comentó Carmen Martínez Bordiú, quien llevaba un traje de un rojo intenso y mangas largas. Para Lorena Bernal, la nueva Miss España, enfundarse los volantes fue toda una experiencia. "Me veo un poquito rara, porque es la primera vez que me pongo un vestido de gitana", decía la nueva reina de la belleza española, que ha nacido en Guipúzcoa, mientras trataba de parecer natural entre vuelos de tela marrón perforada y pintada a mano. La que sí se encontraba a gusto con su vestido de gasa fucsia era Raquel Revuelta, mucho más acostumbrada a pasear volantes que el resto de sus compañeras de desfile. Quien también está habituada a estos modelos es Alba Molina, la hija de Lole y Manuel, que lució uno de los trajes más elaborados, realizado en encaje pintado a mano de varios colores. "Estamos acostumbrados a ver demasiados trajes malos, con mangas tan grandes que parecen mujeres de tres cabezas y todo perfectamente combinado en dos colores. Nosotros queremos que vestirse de gitana vuelva a ser un ritual", comenta Victorio. Los modistos están orgullosos de su colección de mantoncillos, todos en seda con flecos de varios colores y estampados de atrevidas mezclas. "Era una obligación dejar nuestra huella en el traje más emblemático de la cultura andaluza", aseguran los creadores que, en los complementos, apuestan por las flores naturales y los pendientes y adornos de coral.
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