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Borrell afirma que los líderes socialistas "no hacen y deshacen a su gusto" las candidaturas electorales. El candidato se compromete a llevar al Congreso el plan de El Cabanyal

El PSOE es un partido democrático y sus líderes "no hacen y deshacen a su gusto y placer". El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, que ayer vivió en Valencia una jornada de inmersión fallera, defendió así el proceso de elaboración de las candidaturas electorales puesto en marcha por el partido, que contrapuso al sistema que utilizan otros partidos, en referencia al PP, "donde el líder manda, ordena y señala a dedo a los responsables, dicta los textos de las ponencias y consigue aplausos unánimes". Borrell acudió a una comida popular en el barrio de El Cabanyal, después de presenciar la mascletà en el Ayuntamiento, donde acaparó el protagonismo pese a los esfuerzos del gobierno del PP.

La visita de José Borrell, que la candidata socialista a la alcaldía de Valencia, Ana Noguera, esperaba como agua de mayo, estuvo a punto de ser suspendida la noche anterior. Finalmente, el aspirante a presidente del Gobierno sí acudió a la cita, y lo hizo dispuesto a someterse a una jornada de inmersión fallera. El programa incluía una conferencia de prensa en la sede del Grupo Socialista, la participación en la recepción a los alcaldes de la Comunidad Valenciana que el Ayuntamiento organiza cada año en el salón de cristales con motivo de las Fallas, la asistencia a la mascletà, una comida en El Cabanyal y visita a la falla de Na Jordana, que incluye un ninot del candidato socialista. Siempre arropado por los líderes socialistas valencianos -con Ana Noguera y Joan Romero a la cabeza, aunque también se dejaron ver, por separado, Joan Lerma, Antoni Asunción y algunos otros- José Borrell, junto a su compañera Cristina Narbona, hizo gala de su poder de seducción. En la conferencia de prensa Borrell secundó a Joan Romero cuando el líder de los socialistas valencianos defendió el proceso de elaboración de las candidaturas para las próximas elecciones municipales y autonómicas. Éstas, aseguró Romero, se confeccionan "pensando en los ciudadanos" y cuentan con el apoyo de la "organización democráticamente establecida". "El PSPV dispone de órganos que se ocupan democráticamente de aceptar las propuestas y a mí me corresponde de manera responsable formularlas", afirmó Romero. Borrell rubricó estas afirmaciones: "El PSOE es un partido democrático, y en un partido democrático los líderes no hacen y deshacen a su gusto y placer". Los socialistas, agregó, no conforman un partido "donde el líder, porque lo es, manda y ordena, señala a dedo a los responsables, dicta los textos de las ponencias y consigue aplausos unánimes". Hasta ese momento todo había discurrido por los cauces normales. Pero en el salón de cristales, Borrell rompió los esquemas. Se adelantó a la alcaldesa, Rita Barberá, con la que departió unos instantes -lo justo, porque a Ana Noguera no le interesaba que Barberá capitalizara esa imagen- y, siempre acompañado por Noguera, Romero y Narbona, y seguido por una nube de fotógrafos, saludó a alcaldes, falleras y representantes de casas regionales. Se enfundó un blusón fallero y se hizo fotos con todo aquél que se le acercó. Se había convertido en el protagonista del acto. Faltaba poco para el inicio de la mascletà, y la alcaldesa, visiblemente contrariada, abandonó el salón, para regresar minutos después. De forma inesperada -puesto que no figuraba en el programa oficial- el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, acudió a la mascletà.Uno de los portavoces del titular del Consell reveló que habían llegado aprisa y corriendo a última hora, mientras fuentes de la oposición consideraban que la asistencia del presidente había sido requerida por la alcaldesa para contrarrestar el protagonismo de Borrell.José Borrell llegó al barrio de El Cabanyal-Canyamelar en torno a las tres de la tarde. Y con hambre, porque lo primero que hizo fue zamparse el plato de paella que, nada más llegar, le pusieron en las manos los miembros de la comisión de la falla Escalante-Empar Guillem, que le habían invitado a comer. Allí se dio cita una nutrida representación del PSPV, en especial de militantes del marítimo, con Joan Lerma a la cabeza. El candidato a la presidencia del Gobierno saludaba a diestro y siniestro, mientras el arroz menguaba en su plato. En la plaza del Doctor Lorenzo de la Flor, Borrell atendió las explicaciones de los miembros de la plataforma Salvem El Cabanyal-Canyamelar, que han erigido una falla alternativa cuyo montaje quiso impedir el Ayuntamiento. Borrell conoció el proyecto aprobado por el gobierno municipal del PP que dividirá el barrio en dos y supondrá el derribo de 1.651 viviendas y el desalojo de miles de personas y afirmó que para evitar su ejecución sólo hay una solución: "Cambiar el gobierno", por lo que animó a los vecinos del barrio a votar a los socialistas. Pero los miembros de la plataforma también le pidieron a Borrell un esfuerzo para que el asunto cobre relieve nacional. Y el candidato socialista respondió comprometiéndose a presentar en el Congreso de los Diputados algún tipo de iniciativa en defensa de El Cabanyal y, en concreto, de "un modelo de ciudad y de vida de barrio". Tras la comida en El Cabanyal, y antes de regresar a Madrid, Borrell acudió a la falla de Na Jordana, que este año ha dedicado uno de sus ninots al líder socialista. Seguido siempre por Ana Noguera, Joan Romero y Cristina Narbona, allí se encontró también con Antoni Asunción. Borrell consideró "divertido" verse reflejado en un ninot. "Verme caricaturizado junto a Cristina Almeida y Joaquín Almunia forma parte de la gracia, y hay que tomarse las cosas así, como una broma", dijo Borrell, quien lamentó no poder asistir a la cremà, dado que hoy mismo tiene que partir de viaje a México.

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