El crítico Irving Sandler clausura en Barcelona el ciclo "Made in USA"
Su libro sobre el expresionismo abstracto es una de las obras de referencia universitaria sobre el primer movimiento artístico de vanguardia genuinamente estadounidense. Irving Sandler (Nueva York, 1925) lo publicó en 1970 con el provocador título El triunfo de la pintura norteamericana (Alianza Forma editó la traducción en 1996) y ayer defendió en Barcelona su tesis en la conferencia que cerró el ciclo paralelo a la exposición de la que ha sido asesor, Made in USA. 1940-1970. Del expresionismo abstracto al pop, que puede verse hasta el 4 de abril -se ha prorrogado una semana- en el centro cultural de la Fundación La Caixa en Barcelona.
Sandler confiesa que el "triunfo" del título de su libro más conocido en España fue una imposición del editor, pero está convencido de que, efectivamente, en los años cuarenta y cincuenta el centro del arte mundial estaba en Nueva York. "No encontrará en estos años pintores jóvenes franceses que puedan compararse a los americanos de este mismo periodo", afirma. "No hay un Pollock, un De Koonig o un Clyfford Still. El de Dubuffet es un caso aparte. El título original del libro no era éste, pero de todas formas, si hubiera una guerra, creo que ganaría la pintura americana". Sandler ha colaborado en la exposición Made in USA como asesor del comisario de la misma, Thomas M. Messer, y defiende la selección realizada: "En ningún momento pretendimos dar una visión exhaustiva, sino mostrar uno de los desarrollos del arte estadounidense", argumenta. Como buen historiador, conoce las tesis que defienden que Nueva York arrebató a París el trono del arte ayudado por el ejército económico, político y cultural del colonialismo estadounidense. "Lo paradójico es que, en aquel momento, el Gobierno americano consideraba que el expresionismo abstracto era la representación de una filosofía comunista que ponía en peligro los fundamentos de la nación. No hubo apoyo gubernamental hasta mucho más tarde; la primera gran exposición no se organizó hasta 1958, y la montó un museo privado. Lo que yo sé -y conocí a toda esta gente cuando era joven- es que hasta entonces vivían en la pobreza". Los intereses de Sandler, de todas formas, han evolucionado con los tiempos. En su último libro, Art of the Postmodern Era (Arte de la Era Posmoderna), realiza un repaso por lo que ha sucedido en el arte contemporáneo desde el pop art hasta la actualidad. "Hasta finales de los años sesenta no hay duda, Nueva York era el centro del arte, pero a finales de esta década eso cambió. En este último libro, sobre todo en los años ochenta, he incluido muchos artistas alemanes e italianos y algún francés. Naturalmente, como vivo en Nueva York, es normal que ponga más énfasis en lo que ha pasado allí, pero insisto en la importancia de artistas europeos como Beuys, Polke, Richter, Clemente, Boltanski y Chia, por citar algunos. En los ochenta creo que los pintores alemanes fueron los mejores; también han aparecido otros centros artísticos que comparten protagonismo con Nueva York, como Dusseldorf, Colonia, Los Ángeles y Londres. Hoy en día, el arte es abierto, pluralista y completamente internacional". Respecto a las voces que claman que el arte murió en los cuarenta y lo nuevo es mera repetición, Sandler es taxativo: "Es absurdo. El arte nunca muere. Ahora hay jóvenes artistas maravillosos que hacen obras fantásticas". Irving Sandler tiene claro cual es su ámbito de trabajo, que parece recordar más al cronista de su época que al crítico influyente. "Funciono con la idea de que hay un mundo del arte profesional integrado por directores de museos, conservadores, críticos, coleccionistas y otra gente del sector que dan relevancia a un conjunto de artistas. Lo que me interesa es saber qué es lo que este mundo piensa en cada momento sobre lo que es interesante en el terreno del arte", afirma Sandler. "No tengo la necesidad de decir si algo me gusta o no hasta que lo he entendido bien. Ya sé que la función de la crítica es defender lo que es bueno de lo que es malo, pero es un trabajo que dejo que hagan otros. Yo sólo intento mirar lo que se cuece ahí fuera".
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