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Gestionar la temporalidad

Demonizadas por muchos trabajadores, defendidas por el Gobierno y la patronal, las empresas de trabajo temporal (ETT) se han convertido ya en una realidad ineludible en nuestro país a pesar de que aún se siguen oyendo voces a favor de su erradicación. Los directivos de las ETT coinciden en señalar que estas compañías no generan la temporalidad del empleo, sino que la gestionan. En opinión de Enric Calaf, director de operaciones de Adecco, una de las grandes corporaciones del sector, en Cataluña y Baleares, las empresas de trabajo temporal son "canalizadoras y optimizadoras de una nueva forma de ocupación que esta incrementando su importancia". Por su parte, el secretario general de la Asociación de Empresas de Trabajo Temporal (AETT), Ricardo Rodríguez Castañón, señala: "Hasta los sindicatos reconocen hoy que cumplimos una función social positiva". Al hablar de las virtudes de las ETT, Calaf asegura que son un "excelente trampolín para los jóvenes que buscan su primer empleo". Pero hay algunas discrepancias. El PSOE, partido que reguló el sector en España en 1994, ha apuntado recientemente que estas empresas han significado para los jóvenes "un viaje de vuelta al siglo XIX: salarios más bajos, más horas de trabajo y precariedad laboral". Los socialistas han admitido el "error de previsión" que cometieron en el momento de legislar sobre el trabajo temporal. Los trabajadores que forman parte de la plantilla interna de una ETT sufren una fuerte presión social debido a la mala imagen que tienen estas empresas. Es el caso de Adolf Berros, que prestó sus servicios varios años en el sector. "Yo sólo dije a mi círculo más íntimo de familiares dónde trabajaba", confiesa. Respecto a las críticas que reciben estas compañías, Calaf sostiene: "El problema es que la opinión pública desconoce nuestra actividad". El director de Adecco para Cataluña y Baleares asegura que sus empleados combaten la presión social aportando "ilusión y profesionalidad". No obstante, Calaf también hace autocrítica al pedir que se "vigile" la actividad que desarrollan las empresas del sector en algunos casos, "ya que muchos supuestos de contratación se utilizan en fraude de ley o no se cumple adecuadamente el convenio". Berros denuncia que una de las artimañas que aplican estas compañías para reducir costes es realizar contratos usando la figura del "auxiliar", aunque luego el trabajador tenga mayores responsabilidades. Berros señala que la plantilla interna de una ETT también padece unas condiciones laborales duras, sobre todo por el exceso de horas extras. "Si me llamaba un empresario cinco minutos antes de cerrar y pedía 10 camareros para el día siguiente, me tenía que quedar porque una empresa temporal nunca dice no". Para este trabajador, las quejas de las personas que obtienen empleo por una ETT son "exageradas en muchos casos". Según Berros, las verdaderas beneficiadas de esta fórmula son las empresas usuarias, que "abaratan costes, ganan en paz social y ahorran tiempo en selección de personal". Tras casi cinco años de existencia de estas empresas en España, la situación del trabajo temporal en el país aún dista mucho de la de otros estados europeos. Para defender esta fórmula de ocupación se esgrimen argumentos como que Holanda, uno de los países con menos paro de la Unión Europea, posee uno de los mayores índices de contratación a tiempo parcial y temporal. No obstante, no en todo el continente se dan las mismas condiciones. Mientras que Holanda, Gran Bretaña y Francia hacen un uso elevado de este tipo de empleo, Alemania, uno de los motores de la economía continental, apenas utiliza esta modalidad. Los detractores de estas empresas argumentan que en España se ha hecho mal uso del trabajo temporal. Mientras que en muchos países de Europa los empleados temporales están altamente especializados y llevan a cabo tareas muy técnicas, por lo que perciben elevados salarios, en nuestro país las personas que acuden a una ETT suelen ser trabajadores poco cualificados que cobran jornales bajos. Rodríguez Castañón asegura que el proceso de homologación que está viviendo España se desarrolla "de forma acelerada". No obstante, el dirigente de la patronal del sector, integrada en la CEOE, reconoce: "Aún estamos por debajo respecto a Europa". El crecimiento de las ETT en España ha sido muy rápido. En sólo tres años, casi 150 nuevas compañías han pasado a formar parte de este sector. Si en 1995 eran poco más de 300, actualmente la cifra de estas corporaciones se acerca a las 450. Las ETT facturaron en España unos 235.000 millones de pesetas en 1998. Para alcanzar estos números, estas compañías cedieron a las empresas usuarias más de un millón de trabajadores mediante más de 1,3 millones de contratos. La mayor parte de los contratos no superan los cinco días, circunstancia que permite evitar el pago del salario durante el fin de semana.

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