Días rockeros
DE PASADAHay días que, al saltar de la cama, se cae sobre el santoral de bruces y no hay forma ni método de enderezar el alma en lo que resta de jornada. Como ayer que en cuanto descubres que los Nicéforo celebran su onomástica -y por tanto: existen-, intuyes que se presenta un día de sobresaltos absurdos y miedos infantiles del que no te libra ni el haber acudido a la Fiesta de la Primavera con un geranio en la peineta y haber regresado con la peineta sobre el geranio. Tal vez el catedrático de la Universidad de Sevilla, José María Delgado, coautor de un manual sobre funcionalidad cerebral, tenga la clave y pueda explicar por qué un Nicéforo da pánico y un Gabriel (que, además de santo, era un arcángel) inspira ternura. Por fuerza un día así tenía que ser especial e insólito, con hecho diferencial y autonomía histórica. Una jornada en la que dudas entre aceptar un ardor de estómago como mal menor y acudir a la piscina Primero de Mayo de San Juan de Aznalfarache para caerte en una marmita rebosante del XIV Potaje Popular junto a Lola Calderón, la candidata a la alcaldía del PP, o asumir el ardor moral y apuntarte al segundo torneo de peloteros con la esperanza de sufrir una seria derrota que te garantice que hay quitapapelillos más competitivos que tú. Un día apropiado para irse a Baena (Córdoba) y enardecer al ritmo del tambor. Las 10.000 personas (¿habría algún Nice entre ellas?), que dedican este fin de semana a la exaltación de bombos y tambores, quieren cambiar, según el presidente de las jornadas, Ricardo Morales, el sentido trágico del instrumento por un mensaje de paz. ¿Mudará el sobrecogedor rataplán por un rataplín almibarado? El caso es que en Baena andaban a tambor batiente justo ayer, día de los Nicéforos, lo que vino a ratificar el carácter extraño y la naturaleza atípica de la jornada que, para colmo, aún no había borrado el impacto universal provocado el día anterior por la elección de la portada del boletín de Cofradías: el Cristo de la Conversión. Para culminar los ardores guerreros, Pedro Pacheco habló. Y dijo: "La derecha pura y dura de la ciudad [ya saben, Jerez] está intentando enturbiar ese magnífico espectáculo que es el Espárrago Rock, haciéndole el juego a Granada, que ha perdido el festival porque no quería el rock". Y todo porque el obispado de Jerez no quiere que coincida con la Semana Santa y aquello parezca la Pasión según el Espárrago. TEREIXA CONSTENLA
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