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Conflicto sin fin

Hacía tiempo que, sospechosamente, Bosnia-Herzegovina no daba que hablar. Los acontecimientos en el país, a pesar de desarrollarse en el marco de un protectorado político-militar, no daban lugar a la esperanza de alcanzar poco a poco una coexistencia tolerable de serbios, croatas y bosnios. Antes al contrario, iban en muchos aspectos en contra de los acuerdos de Dayton, firmados hace más de un año, pese a lo cual la atención internacional estaba, no sin razón, totalmente centrada en Kosovo. Y mientras los esfuerzos de la comunidad internacional por poner fin a la opresión de la población albanokosovar distaban de tener éxito, (...) al antiguo semillero de conflictos se ha añadido uno nuevo: tampoco los serbios de Bosnia quieren dar un respiro. Es cuestionable si supone un acierto político la destitución del presidente ultranacionalista de la república serbobosnia (haciendo con ello aliada suya a la oposición, menos radicalizada) y la declaración de la ciudad de Brcko (de importancia estratégica para los serbios) como zona neutral. Es cierto que el representante internacional para Bosnia, Carlos Westendorp, había tenido mucha paciencia con el presidente de la república serbobosnia, dedicado a bloquear cuanto se hubiera debido llevar a efecto tras los acuerdos de Dayton. Y también se imponía una decisión sobre el tema de Brcko (...). Sin embargo, la simultaneidad de ambas decisiones hace temer que las fuerzas radicales en la república serbobosnia se hagan todavía más fuertes. (...) En este con texto, difícilmente puede justificarse reducir la presencia de las tropas de la OTAN en Bosnia. (...) , 8 de marzo

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