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Falleció DiMaggio, el ídolo del pueblo americano

Fue una leyenda como jugador de béisbol y como personaje tras su boda con Marilyn Monroe

De él se ha dicho que es el héroe de los otros héroes americanos. Irrepetible. La estrella de las estrellas. Pero ayer se apagó en su residencia de Hollywood, al norte de Miami, a los 84 años. En el momento de su muerte le acompañaban su hermano Dominick, dos nietos y dos amigos de toda la vida. Di Maggio fue operado el pasado 12 de octubre de un cáncer de pulmón y había sufrido varias recaídas. Aún desde su lecho de muerte, Joe DiMaggio despertaba la misma fascinación nacional que durante su carrera de 19 años como jugador de béisbol de los Yankees de Nueva York."Ya no hay héroes como él", se dijo muy a menudo estos últimos meses cuando se presagiaba el fatal desenlace. Joseph Paul DiMaggio ha vivido una vida arquetípica del sueño americano, marcada por el glamour y la tragedia. Nacido en Martínez (California) el 25 de noviembre de 1914 en el seno de una modesta familia italiana de pescadores, además de jugador de béisol fue soldado en la Segunda Guerra Mundial y hombre de negocios. Pero fue su matrimonio con Marilyn Monroe lo que realzó su leyenda. Se casaron el 14 de enero de 1954 en San Francisco. Él practicaba a la actriz una devoción de la que dejaron constancia los miles y miles de rosas que le regaló (aún 20 años después de su muerte). Pero la pasión se quemó en menos de un año en las llamas de la fama de Monroe, que a sus 26 años estaba en la cúspide como el sex-symbol mundial.

DiMaggio no lo pudo soportar. Tenía 37 años, divorciado y recién retirado de su carrera de béisbol, buscaba una vida nueva, privada. Odiaba el mundo de Hollywood y había idealizado a Marilyn como esposa y madre de los "seis hijos" que ella quería que tuvieran. Sus egos colisionaron. Durante su viaje de novios a Japón, miles de soldados la aclamaron y ella se volvió a Joe y le dijo: "¿Habías visto alguna vez algo así?". Él la respondió: "Sí, claro que sí, muchas veces". Su matrimonio duró nueve meses más. A pesar de la fama, DiMaggio ha vivido obsesionado por la privacidad, y eso aumentó aún más su imagen mítica. En los últimos años se aisló aún más, recluido en su casa del sur de Florida. Su última aparición pública data del 27 de septiembre, para recibir un homenaje en el estadio de los Yankees. El mito DiMaggio, que ha fascinado a varias generaciones de norteamericanos, es difícil de explicar. Su amigo y biógrafo, Joseph Durso, lo atribuye a su categoría humana y profesional que representa "todos los ideales de América. Un héroe que ha trascendido las barreras raciales, y de sexo".

Cuando se lo preguntaron a él mismo en un documental realizado en 1997, dijo: "Me gustaría poder responder a esa pregunta, he tratado de hacerlo muchas veces. Soy simplemente Joe, el mismo niño que jugaba en los Seals de San Francisco".

La historia del deporte norteamericano ha producido unas cuantas leyendas. "Es un icono de la historia norteamericana, el mejor de los mejores, el héroe de todos los héroes", afirmó Jeff Idelson, del Baseball Hall of Fame, el museo que rinde homenaje a la élite del deporte.

Su grandeza no se debe tanto a sus homeruns y otras estadísticas impresionantes que registró durante su carrera con los Yankees, sino a su manera de jugar y la dignidad que caracterizaba todo lo que hizo, dentro y fuera del campo de juego. Dentro del campo, la elegancia de sus movimientos y respeto para sus adversarios. "Su estilo fue extraordinariamente fluido: todo parecía muy fácil para él", señaló Idelson. Fuera del campo, DiMaggio, aunque era muy aficionado a la juerga, nunca tuvo escándalos y siempre se comportaba de acuerdo con las expectativas que tiene el pueblo norteamericano para sus héroes. DiMaggio no pretendía ser más de lo era.

No tenía estudios; abandonó el colegio para ganar dinero para su familia. Al fichar con los Yankees en 1934, escribió mal su apellido. Pero si no entendía algo, lo reconocía. Tras un partido con los Yankees, un periodista le dijo que quería saber su perspectiva del partido. "¿Que significa perspectiva?", respondió. Al retirarse del béisbol en 1951, se había convertido ya en una leyenda. Entre sus hazañas figuraba la marca más impresionante: conseguir un hit en 56 partidos consecutivos durante 1941. La marca se considera imbatible.

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