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Entrevista:CARMEN COTELOFISCAL ECOLÓGICA

"En cualquier momento el fiscal general del Estado será una mujer"

Carmen Cotelo (Vitoria, 1966) huye del objetivo como el reo de la cámara de gas. Forma parte de ese grupo de mujeres que han dado vuelta a la tortilla de la estadística que demuestra, año tras año, las trabas que encuentran las mujeres para trabajar. En Euskadi, el 74% de los fiscales son mujeres. Pregunta. Sus manos siguen teñidas de verde por los delitos ecológicos. ¿Sigue adscrita a esa fiscalía? Respuesta. No es una fiscalía especial como puede ser la de drogas, por ejemplo. Supone una atribución exclusiva, que no excluyente. Yo tengo una jornada no doble, sino triple. Aquí sabes cuándo entras pero no cuando sales: trabajamos en el despacho [señala todos las casos amontonados], luego te llevas causas a casa, y después está el trabajo doméstico. P. Algunas feministas han acuñado el concepto de techo de cristal para evidenciar los límites de acceso de la mujer a los puestos de dirección. ¿Para cuándo una fiscal general del Estado? R. En cualquier momento. El boom del acceso de las mujeres a la carrera judicial es reciente. Pero dentro de unos años será normal que haya mujeres fiscales en tribunales superiores y audiencias. P. Si estuviera en sus manos esa decisión y tuviera que elegir entre dos candidatos de ambos sexos e igual capacitación, ¿practicaría la discriminación positiva? R. Lo que quiero es que quien sea fiscal general del Estado tenga capacidad, y me da igual que sea un hombre o una mujer. Ahora, si están equiparados en capacidad, adelante, ¿por qué no? Ya tenemos una ministra de Justicia. Ojalá pronto tengamos también una fiscal general del Estado. P. En 1972, Lennon le cantaba a Ono y al mundo entero que la mujer era el negro del mundo, el esclavo entre los esclavos. R. Las cosas han cambiado muchísimo. Mi madre estudió Comercio, pero ni se le ocurrió ir a trabajar. Se tuvo que quedar en casa para cuidarnos. Las mujeres ya no estamos esperando en casa, sin afán de superarnos. Hemos tomado conciencia de que valemos igual que los hombres. P. ¿Por qué tienen tan mala imagen? Los fiscales estrellas se cuenta con los dedos de una mano. R. Es por las películas americanas, que nos retratan siempre como la mano perseguidora del ciudadano inocente. Y aquí, porque sólo ven a los de la Audiencia Nacional. Pero también velamos por los intereseses de los menores, los temas ecológicos, los malos tratos a mujeres, las incapacidades... P. Y en el trabajo a pie de obra, ¿le han hecho algún feo por ser mujer? R. Nunca he tenido un problema en el estrado. Es que el negro cucaracha de las togas impone. P. En el duermevela que debe ser la defensa del principio de legalidad, ¿le han asaltado problemas de conciencia? R. Con la insumisión. Es el caso más contrario a lo que yo opino con el que he tenido que lidiar. P. La sociedad se horroriza ante algunas sentencias: niegan la pensión a una empleada de hogar porque su trabajo no supone esfuerzo físico. R. No la he leído, pero creo que es desconocer la realidad. ¿Qué piensan, que el aspirador y la escoba van solos? P. Resoluciones como esa ayudan poco a frenar el descrédito que arrastra la justicia. R. Es que siempre salen a la luz los temas más llamativos. Las resoluciones que no son contrarias a la realidad no son noticia.

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