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Obasanjo gana las presidenciales nigerianas mientras sus rivales tachan los comicios de farsa

Ramón Lobo

Obasanjo ha ganado las elecciones presidenciales nigerianas y su rival, Olu Falae, las ha tildado de farsa. Es la peor solución posible tras 15 años de regímenes militares en Nigeria. No se trata de una pesadilla, sino de una realidad. El segundo intento serio de devolver el poder a los civiles en el país más poblado de África puede terminar en un rotundo fracaso. "Por lo que he podido escuchar hasta ahora toda la elección es una farsa", declaró ayer Olu Falae en Abeokuta, su pueblo natal, cerca de Lagos.

Según los datos oficiales, con 33 de los 36 Estados escrutados, el candidato del Partido Democrático del Pueblo (PDP), Olusegun Obasanjo, han conseguido el 61% de los votos frente al 39% del representante de la Alianza para la Democracia (AD) y del Partido de Todos los Pueblos (APP), Olu Falae.El rechazo de Falae a los resultados oficiales provisionales no es nuevo en la escueta historia democrática de Nigeria. Las elecciones de los civiles Aliu Shehu Shangari, en 1979, y de Moshood Abiola, en 1993, también se resolvieron en los tribunales. El primero fue investido, y el segundo acabó en la cárcel por orden del dictador Sani Abacha al insistir en proclamarse presidente. Falae, por el momento, ha sido algo más cauto: "Con anterioridad dije que si Obasanjo ganaba los comicios de forma libre, sería el primero en felicitarlo. Pero estas elecciones no han sido libres", dijo el candidato de la coalición entre la AD y el APP.

Charles Costelo, miembro del equipo de observadores del expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, aseguró en Lagos que éste se encontraba muy preocupado por las noticias de irregularidades en el proceso electoral. Un observador de Naciones Unidas en Kano, la principal ciudad hausa del norte, reveló ayer a EL PAIS que él mismo fue testigo el sábado de un incidente significativo. Descubrió a dos hombres portando en una bicicleta dos urnas vacías a las nueve de la mañana, una hora después de la apertura de los colegios. Cuando les preguntó por los motivos de su retraso, un oficial, que decía representar al Gobierno local, le prohibió en medio de grandes aspavientos hacer más preguntas. Los supervisores de las mesas electorales tenían, según este miembro de la ONU, instrucciones de no colaborar con los 300 observadores internacionales desplegados en todo el país.

Los datos no cuadran

Lo importante es que los datos ofrecidos por la Comisión Electoral, más de 15 millones de votos para Obasanjo frente a los 9,7 de Falae, no cuadran con la realidad política de la participación electoral. La media nacional estuvo por encima del 50%, es decir más de 27 millones de personas.En el norte hausa, el índice de abstención superó en algunas áreas, Kano por ejemplo, el 80%. Esta zona hausa es el bastión natural de Obasanjo, quien pese a ser un yoruba de nacimiento, es considerado un ex militar respetuoso con la estructura de poder que favorece, desde la independencia del Reino Unido en 1960, a esta etnia mayoritaria. El oeste, eminentemente yoruba, votó en masa por Falae, del que destacan como única virtud el ser un civil.

Allí, y sobre todo en la antigua capital, Lagos, un megaciudad con más de 10 millones de habitantes, la participación fue muy alta, por encima de la media nacional. La gran incógnita es el este, de mayoría ibo, la tercera etnia en importancia. Si su voto se ha inclinado en masa por Obasanjo, su victoria es entonces incontestable. Pero este ex general tampoco es popular en iboland", donde participó en el final de la guerra de Biafra.

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En las primarias del PDP, celebradas hace 15 días en Jos (centro), desplazó de la candidatura a la presidencia a Alex Ekwueme, un ibo de gran prestigio en Nigeria. El ex general Ojkwu, líder de aquella efímera república secesionista y que se mantiene como una voz de peso, dio en la campaña su apoyo a Falae.

Los planes del estamento militar para entregar el poder a un Gobierno elegido en las urnas pueden saltar por los aires si Falae insiste en no aceptar los resultados. La élite hausa había decidido que los dos canditados fueran del sur y los aspirantes a la vicepresidencia del norte. Alhaji Maitame-Sue, uno de los principales políticos del norte, aseguró ayer a EL PAÍS que era necesario entregar la presidencia del Senado a un ibo y la de la Asamblea Nacional a un ijow o un orobo, mayoritarios en la zona petrolera del Delta, para no dejar a ninguna etnia de peso fuera de juego.

Alhaji, como otros, se inclinan por un Gobierno de unidad nacional que, durante los próximos cuatros años, sea capaz de afrontar los problemas básicos del país -corrupción, caos económico, escasez de productos- y preparar a los más de 100 millones de nigerianos para un verdadero cambio en el 2003. "No se acuesta uno bajo un Gobierno militar y se levanta bajo otro democrático", dice, "esto necesita su tiempo". Falae puede tener en su mano la llave de ese tiempo. Hasta el 29 de mayo, en la que está prevista la entrega del poder, hay espacio para negociar una salida que contente a todos. Negociar no es una virtud muy nigeriana.

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