TVE-Cataluña, en tensa espera

Han pasado ya más de cuatro meses desde que Aurora Catà dimitió como delegada territorial de RTVE y directora de TVE en Cataluña, y ni tan siquiera el nuevo director general del Ente Público, Pío Cabanillas, ha sido capaz hasta este momento de desbloquear una situación tan insostenible como es que lo que el propio Cabanillas define como "el centro de producción más importante de RTVE después de Madrid" siga sin tener director. Ésta es una nueva demostración de que nada o apenas nada cambia en RTVE, por mucha "marcha al centro" que se nos anuncie. Cuando Aurora Catà dimitió, cesando con ella Ramon Mateu como director adjunto y poco después también Josep Sanz como director de programas e informativos, quedó meridianamente clara la ausencia de un proyecto definido para TVE en Cataluña, que llegó a extremos grotescos con Fernando López-Amor como director general de RTVE, tras el también efímero mandato de Mónica Ridruejo. Catà renunció a su cargo harta ya de interferencias, en gran parte motivadas por el núcleo dirigente del PP catalán por considerarla demasiado cercana al entonces aún no militante del partido, pero sí ministro de Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué. Desde entonces Sant Cugat vive en una tensa y muy larga espera, en una desesperante situación de provisionalidad que parece tender a eternizarse. Según el propio director general de RTVE reconoció en su última comparecencia parlamentaria, ningún profesional solvente parece estar dispuesto a hacerse cargo de la dirección de TVE en Cataluña. Nada tiene esto de extraño tras el conjunto de despropósitos perpetrados con Sant Cugat desde hace ya mucho tiempo, y de modo muy especial durante el mandato de López-Amor al frente de RTVE. "Indignación, frustración y desánimo" son los sentimientos predominantes entre los profesionales deTVE en Cataluña, según uno de sus representantes sindicales. Tampoco esto tiene nada de extraño. En este campo, como en otros muchos, a pesar de las muchas promesas hechas antes de su acceso al Gobierno, sigue siendo una incógnita qué proyecto de futuro tiene el PP. La degradación de Sant Cugat ha llegado a niveles francamente alarmantes, acrecentados por las suspicacias creadas por la cada vez más que previsible privatización, al menos parcial, de RTVE. La situación creada tras la dimisión de Aurora Catà y su equipo no ha hecho más que agudizar este proceso de creciente degradación, a pesar del esfuerzo de unos profesionales que -con Enric Frigola al frente de un equipo directivo provisional sin capacidad efectiva para resolver incluso los más mínimos problemas de intendencia y, evidentemente, sin capacidad de maniobra para definir proyectos de futuro a medio y hasta a corto plazo- luchan por la continuidad de un servicio público de televisión del Estado en Cataluña con un voluntarismo encomiable pero poco o nada fácil de mantener por más tiempo. La tensa espera en que se encuentra Sant Cugat desde hace ya más de cuatro meses está, por citar dos títulos famosos, entre la "asignatura pendiente" y la "crónica de una muerte anunciada". La "asignatura pendiente" de un proyecto claro y definido para TVE en su conjunto y muy en concreto para TVE en Cataluña, sin cuya existencia y los correspondientes medios necesarios para llevarse a buen término Sant Cugat seguirá viviendo provisional e indefinidamente su propia "crónica de una muerte anunciada". ¿Es éste el proyecto de futuro del PP y de sus socios parlamentarios de CiU para RTVE en Cataluña?