Bailando al son de la historia

Los musicales dan la nota en los escenarios de Madrid. Tras el éxito arrollador de El hombre de la Mancha (la obra de teatro más taquillera de la historia local) y el reciente lanzamiento de Grease, otro espectáculo basado en pentagramas hace las delicias del público de la capital. Es Bailando bailando, de la compañía Micalet. Un caso de simbiosis musical e histórica, en el que se repasa a todo ritmo los acontecimientos de los últimos ochenta años. Hechos como las elecciones municipales que dieron paso a la II República se convierten en un animado y alegre tango; el boom de la natalidad de los sesenta llega en forma de twist. Los noventa no se libran de los teléfonos móviles que llevan los ejecutivos que bailan al ritmo de El venao.Un grupo de universitarios que anda completamente pendiente de la radio, concretamente de un parte médico, no consiguen sintonizar otra cosa que no sea música militar. Abrazos, champán y suena Imagine, de John Lenon. Así resuelve el director de este montaje Joan Peris, la muerte del dictador y las esperanzas que generó. Hay también un streap-tease protagonizado por una pareja de policías, tras el cual pasan de grises a maderos. El 23-F es un tanque de juguete que cruza el escenario.

Ochenta años de la historia de España (que comienzan a contar en la década de los veinte) están encerrados en un salón de baile en este espectáculo que representan los quince actores de esta compañía valenciana. No resultó fácil decidir las cosas que se debían narrar de cada época. Para realizar esta labor, Joan Peris, el director del montaje, se encerró varios meses en una hemeroteca. "Hice un esquema de las cosas que se debían contar cada época. Está claro que en la década de los treinta había que hablar de la Guerra Civil. Pero ¿y en los ochenta?", apunta el director.

Lo que resulta evidente es que los distintos episodios que bailan en el escenario calan de distinta manera en los espectadores. Hay público que aplaude a la bandera tricolor. Y están los que se emocionan con el Cara al sol. Hay días, como el del estreno, en que puede llegar a brotar una especie de guerra de aplausos en el patio de butacas: con la Internacional o el Himno de Riego aplaudía un sector, con la bandera nacional o el alzamiento de Franco en África, otro. En Bailando bailando salen a escena un total de 800 prendas de ropa. Pero para explicar la elaboración del vestuario en esta obra, una cuestión que se resolvió de forma muy familiar, hay que tener en cuenta que el teatro Micalet es una compañía sin grandes recursos económicos, un grupo en el que, hasta hace poco, nadie cobraba por actuar. "Cuando estábamos montando la obra, unos llegaban con ropa de su madre, o de su tía o de su primo", dice Peris. Bailando bailando nació en forma de concienzudo espectáculo que, sin embargo, no iba a estar más de cinco semanas en cartel. Al final han sido dos años en los que ha sido vista por 100.000 espectadores en Valencia.

Bailando bailando en el teatro de La Latina (Plaza de la Cebada, 2. Metro Latina). Horarios en cartelera. Precio: De 2.500 a 4.000 pesetas.