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Reportaje:EXCURSIONES: LA ATALAYA

Vista frente a un soberbio paisaje

Prados y pinares ciñen esta cumbre de Valdemaqueda, que sirvió como puesto de vigilancia en la guerra

Caminando de buena mañana por los montes de pino resinero que se alzan al norte de Valdemaqueda, sólo se oye el vario repiqueteo de los pájaros carpinteros. Una percusión rítmica y potente anuncia cual atabal al dueño y seguro señor de sus dominios; un golpeteo alborotado delata a un individuo estregado, un recién afincado quizá, que aún no las tiene todas consigo; y un sonido agudo, por último, al joven que, sin tronco propio ni territorio que marcar, martillea en la fina rama donde se ha posado para matar el gusanillo del instinto. Mas no siempre se oyeron por aquí sólo canoros tableteos.Tableteos de ametralladoras se sintieron durante toda la guerra civil, pues desde octubre de 1936, en que el ejército de África ocupó Valdemaqueda, hasta el final de la contienda, el frente estuvo estancado a tiro de bala del pueblo, en la línea Peguerinos-Santa María de la Alameda-cerro de San Benito. La Atalaya (1.365 metros), confirmando su nombre, fue elegida por los sublevados para observar como desde un palco el teatro de operaciones.

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Sólo en invierno

Pulgas y piojos

Las más viejas del lugar, que ya no recuerdan si alguna vez subieron a la cima, aún evocan empero que los soldados destacados en la Atalaya bajaban al pueblo para que les lavasen las ropas llenas de pulgas y piojos. Les llamaban "los moros". Regulares de Larache serían, suponemos.

Adonde sí que han subido todas las ancianas de Valdemaqueda es a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, que queda a mitad de camino. Emulando su romería primaveral, nos echaremos hoy a andar desde la plaza de España hacia el norte, por las calles de Atalaya y Prados del Hoyo, para continuar con idéntico rumbo por la pista forestal que nace al cabo del asfalto.

En suave ascenso, sin tomar ningún desvío, iremos dejando a mano derecha la mole pinariega del monte de Santa Catalina (1.387 metros), afeada por repetidores de telefonía móvil y televisión, y desembocaremos en cosa de una hora en los Prados del Hoyo, magnífica pradera donde el primer domingo de junio se celebran chuletada y acto de devoción.

En media hora más, tras rodear la pradera por la izquierda y ganar rápidamente altura, la pista se allana y presenta una bifurcación. Y en otra media, siguiendo el ramal ascendente, coronaremos la Atalaya. Restos de burriles -como se conoce por la zona a las majadas de cabras- y del viejo puesto militar salpican esta cumbre, desde la que se domina un soberbio panorama del confín occidental de Madrid: a levante, el cónico cerro de San Benito; a sus pies, y a la izquierda, la estación, pueblo y anejos de Santa María de la Alameda; al fondo, ya en tierras de Ávila, Peguerinos; al septentrión, la inhóspita Paramera, y a poniente, los montes de Gredos.

Sobre el mogote cimero, unos escalones tallados en la roca dan acceso a la caseta de madera que ocupaba el guarda encargado de la vigilancia de incendios, de eso hace ya muchos veranos. Eran los tiempos en que los operarios de la Unión Resinera Española sangraban el pinar: única fuente de trementina y, por destilación, de aguarrás, hasta la invención de sucedáneos sintéticos. Pero ahora que el monte no da ningún beneficio, corre el odioso albur de acabar siendo vendido al mejor postor; esto es, a algún cazador. Y realmente sería una lástima que volviera a oírse el estampido de las armas en la Atalaya tras 60 años de paz y pájaros carpinteros.

Sumidos en estas lúgubres cavilaciones -y haciendo votos por que quienquier que pueda libre a este monte de todo mal-, volveremos sobre nuestros pasos hasta la bifurcación susodicha y proseguiremos la gira por el ramal de la pista que antes despreciamos. Enseguida llegaremos al collado que separa la Atalaya del Santa Catalina, y a una nueva encrucijada en la que deberemos optar por el camino que desciende célere hacia la izquierda, hacia el valle del río Cofio, donde toparemos otra pista -ésta horizontal- que nos conducirá sin pérdida posible hasta Valdemaqueda.

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