"Las instituciones deben impulsar más la enseñanza de adultos"
En el aula de Eduardo Carbonero, un maestro de 43 años, no se ven juguetes y sí alguna cana. Desde hace siete años, este profesor dirige el centro de educación de adultos del barrio vallecano de Entrevías, regentado por la Comunidad. Casi 700 vecinos abarrotan estas clases para aprender a leer y a escribir, obtener el graduado escolar, recibir formación ocupacional o participar en las diferentes actividades culturales y de tiempo libre que se organizan. Este edificio de ladrillo, que durante el franquismo albergó una de las llamadas cátedras de José Antonio, se ha hecho imprescindible en un barrio donde el 70% de los habitantes carece de la titulación escolar básica.Pregunta. ¿Ya dan abasto teniendo tantos vecinos con necesidades educativas?
Respuesta. En realidad harían falta más centros como éste en la zona. Pero antes de construir nada es necesario que las instituciones impulsen más la enseñanza de adultos.
P. ¿De qué manera?
R. Deberían hacerse más campañas informativas sobre los centros de enseñanza de adultos porque hay gente que no acude a ellos convencida de que son sólo para quien no sabe ni leer ni escribir. Nosotros pegamos carteles y buzoneamos para que los vecinos sepan lo que ofrecemos. Pero las instituciones promocionan poco nuestra labor.
P. Supongo que quien más quien menos ya sabe lo que es un centro de adultos.
R. Sí, pero no vale con esa política neoliberal consistente en decir que ahí están los centros para quien los precise. Debería haber campañas para estimular la matriculación, divulgando lo importante que es tener una cultura básica.
P. ¿El alumnado actual es muy diferente al de antes?
R. Ha bajado bastante su edad media, que ahora va de los 25 a los 40 años y antes era de los 50 a los 60. En eso ha influido el hecho de que ofrecemos cursos nuevos como los de garantía social para jóvenes de 16 a 21 años, sin graduado, y los de acceso a la formación profesional. Pero el cambio también se debe a que los vecinos tienen una mayor conciencia de que hay que formarse, en parte por afán de saber y también porque el mercado laboral es cada vez más exigente.
P. ¿Llegan muchas personas sin saber leer ni escribir?
R. No, lo más frecuente es que no hayan completado los estudios básicos. Ahora, con la LOGSE, también llegan vecinos que quieren sacar el nuevo graduado de secundaria porque empiezan a pedírselo en trabajos y oposiciones.
P. ¿En las clases hay más hombres o mujeres?
R. El 76% del alumnado son mujeres. Yo creo que a la mujer siempre le dan menos miedo las actividades de grupo y le cuesta menos reconocer sus carencias. Ya han quedado atrás aquellos casos en que las señoras venían a clase con la carpeta escondida para que no les viese su marido porque se lo impedía.
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