Un "cabrón simpático"
Un viaje de ida y vuelta.
John Benjamin Toshack, de 49 años, utiliza una frase para presentarse; él se la atribuye a su ex mujer: "Soy un cabrón, pero soy muy simpático". Nueve años después de ser destituido en el Real Madrid, el técnico galés emprende el viaje de regreso. De aquel equipo que ganó una Liga sólo quedan dos jugadores, Sanchis y Hierro, y el directivo amigo que entonces recomendó su contratación se ha convertido en el presidente del club, Lorenzo Sanz.
El látigo del galés.
"Se le ha contratado ante la necesidad de que haya mano dura en el equipo y orden en el vestuario", explicó Ramón Mendoza cuando le fichó en los inicios de la temporada 1989-1990. Cuando se marchó, su balance de conflictos era abundante, y a Toshack no le importó: "El club ya me conocía cuando me fichó". En septiembre de 1989, tras perder contra el Milan, aseguró: "Algunos jugadores tienen que sufrir más". Cuatro días después, tras ganar al Rayo, abundó: "He sufrido más en el banquillo que muchos en el campo". Paco Llorente comentó: "Como está al sol y es más gordo, suda más".
Un problema de altura.
Toshack ridiculizaba la escasa altura física del Madrid que le tocó administrar. "Cuando formo una barrera y les veo a todos juntos...". Por eso Butragueño nunca le terminó de convencer. El jugador al que más rendimiento sacó fue a Martín Vázquez; tras su marcha dijo: "Había que pagarle lo que fuera, era importante, y los demás que esperaran".
Rivaldo y Fran.
En su etapa en el Deportivo se enfrentó a Rivaldo, al que sentó en una ocasión en Riazor a la media hora de partido. Con Fran esperó menos: Toshack le convirtió en suplente de lujo.
Críticas al Madrid.
El día que el Madrid de Fabio Capello debutaba en la Liga ante el Deportivo, Toshack denunció un cierto trato de favor. "No me ha sorprendido la forma de desequilibrar el partido que ha tenido el árbitro. El Madrid ha perdido sitio en el fútbol y por eso van a recurrir a favores de ese tipo". Más tarde pidió disculpas.
Sin colaboradores.
Toshack tiene a gala trabajar sin ayudantes. Asegura que no hay mejor preparador físico que él. "Además, si voy solo es más fácil y barato echarme", añade.
Las despedidas.
La plantilla del Madrid no le dio la mano cuando Mendoza le destituyó. Y cuando en febrero de 1997 dimitió en el Deportivo después de pelearse con los jugadores y la afición, se marchó paseando altanero desde Riazor hasta su hotel, al otro extremo de la playa. "Lo hice para que vieran que no tenía miedo".
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