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La Infanta Cristina visita de incógnito Valencia

Ferran Bono

El Museo de Bellas Artes de Valencia vive unos días muy ajetreados por dos motivos: los meticulosos preparativos de seguridad del encuentro de la OTAN que se celebra en la pinacoteca a partir de mañana y que reunirá, según las previsiones, al secretario de la organización, Javier Solana, y al presidente del Gobierno, José María Aznar, entre otros mandatarios; y la numerosa asistencia de público a la exposición Sorolla y la Hispanic Society. Pero además, el museo también conocido como San Pío V vivió ayer uno de esos momentos que rompe el discurrir habitual de una jornada de trabajo por lo insólito y sobre todo inesperado del suceso. Entre operarios, agentes de seguridad, escolares y demás visitantes, apareció por la entrada del museo doña Cristina de Borbón. Acompañada por una amiga y vigilada por varios guardaespaldas, se dirigió a la taquilla, pagó su entrada como una más y entró a disfrutar de los lienzos y bocetos en que Sorolla plasmó su visión de los paisajes y las gentes de las regiones españolas. Con la naturalidad que la caracteriza tanto a ella como a otros de sus familiares, la Infanta saludó a todos aquellos que se le acercaron. A pesar de que en ningún momento se identificó, su rostro no pasó desapercibido. Nadie esperaba la presencia de la realeza, ni estaba programada. Los primeros sorprendidos fueron los trabajadores del museo. El responsable de las relaciones externas, José Manuel Gironés, llamó a Presidencia de la Generalitat para obtener información, pero nadie sabía nada, ni de la visita de la Infanta ni de los motivos de la misma. Tampoco la Fundación La Caixa, donde desarrolla su actividad laboral, proporcionó más datos y remitió cualquier información a los servicios de prensa del Palacio de la Zarzuela. En la residencia oficial de los Reyes aseguraron que la visita tenía un carácter estrictamente privado. Los hechos así lo indican. Parece que la Infanta, residente en Barcelona, hizo una escapada, como prodigan otros miembros de su familia, para ver, sin los formalismos de las visitas oficiales, la exposición de Sorolla que quizá no tuvo oportunidad de presenciar cuando se exhibió en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. A su paso por el museo dejó una estela de naturalidad y simpatía, según comentaron los trabajadores. Por otra parte, pero sin abandona la dinastía borbónica, el museo de las Ciencias de la Ciudad de las Artes y las Ciencias se llamará Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el mismo nombre con que ha sido bautizado el nuevo muelle del Puerto de Valencia.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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