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Blanch insiste en no reconocer las primarias en las que Arqué fue elegida "alcaldable"

VIENE DE LA PÁGINA 1 Tanto los seguidores de Maite Arqué como los de Joan Blanch preconizan un proyecto de ciudad progresista y muy democrático, pero la imagen que proyectan tiene poco que ver con lo uno y lo otro. Consciente de la situación, Arqué dice que da por acabada la bronca y asegura que en adelante se aplicará al trabajo sin caer en las provocaciones. Blanch rechaza cualquier motivación que no sea "la del combate democrático" que le enfrenta a sus adversarios, en otro tiempo compañeros. Se atrinchera en su posición de no reconocer más primarias que las norteamericanas. Las de aquí, asegura, "no han traído más que problemas al PSC porque tiene que darles apariencia de democráticas, pero velando para que el ganador sea del aparato". Aunque se considera un hombre de partido, Blanch no se priva de hacer afirmaciones como ésta: "Los partidos no tienen derecho a intervenir en la vida de las instituciones, y es de esta intervención de la que se derivan las corruptelas y demás desviaciones". Está decidido a agotar la legislatura porque insiste en que ése es el mandato que tiene del pueblo de Badalona. En la descalificación global que hace de la dirección nacional de su partido únicamente salva de la quema a Pasqual Maragall, de quien elogia el esfuerzo por articular una alternativa de progreso en Cataluña. A sus 62 años, a Blanch no parece preocuparle demasiado su futuro político. Ha declinado los ofrecimientos de la dirección del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) para convertirse en senador o eurodiputado. El papel que más cómodamente desempeña es el de alcalde, y en ese puesto piensa seguir, imperturbable, hasta que se celebren las próximas elecciones municipales. "Personifico los postulados auténticos del PSC", afirma. Caídos en el camino El enfrentamiento encarnizado llega a extremos indescriptibles. Por el camino han quedado cadáveres políticos de personas tradicionalmente bien vistas por todos los sectores, como Desideri León, uno de los concejales más veteranos que ha dado la democracia local y antiguo hombre de confianza de Blanch, y Antonio Serra, ex primer secretario de la agrupación badalonesa y ex marido de Arqué. No todos quieren participar en el fragor de la batalla que enfrenta a quienes durante mucho tiempo constituyeron la llamada "familia socialista". Entre los apoyos de Arqué está Eduard Tortajada, el que durante muchos años fue delfín de Blanch. El empresario y figura local Fermín Casquete, ex aliado de Blanch y hacedor de mayorías en el PSC badalonés, también milita en el bando de Maite Arqué. Mientras en el Ayuntamiento se sucede el fuego cruzado, en las calles de la tercera ciudad de Cataluña por número de habitantes se respiran aires más primaverales. El campanazo lo dio por unos días el cartel de precampaña de IC-Verds, en el que aparecía un tremendo cerebro. Con la que está cayendo más de uno pensó: "Mira, justo lo que necesitábamos para que impere la cordura". Debajo se podía leer: "Esta es nuestra candidata Muntsa Niso". En la siguiente entrega aparecía ya el rostro de la candidata ecosocialista, que encabeza una lista en la que más de la mitad de los componentes tienen menos de 30 años y más del 60% son mujeres. Beneficio para la derecha La oposición de derechas se frota las manos. Quien más puede ganar en el río revuelto es el Partido Popular (PP). Si se cumplen las encuestas sobre intención de voto que circulan, la candidatura que encabezará el ex jugador de baloncesto Xavier García Albiol puede lograr hasta seis concejales. No es poco para los populares, que pasaron en los anteriores comicios de uno a cuatro ediles. A la lista de Convergència i Unió (CiU), que encabeza Marcel Riera, los sondeos le auguran también un cierto crecimiento, pero más moderado que el del PP. Los pronósticos electorales indican en este momento que el voto tradicionalmente de izquierdas en Badalona podría dar un giro. Algo que de concretarse finalmente sería muy notable, tratándose de una de las plazas del llamado cinturón rojo de Barcelona. Los más optimistas prefieren pensar que en la ciudad del baloncesto aún quedan por jugar muchas jornadas hasta junio y que entre la afición lo que más contará al final serán los puntos conseguidos, en forma de obras inauguradas y proyectos en marcha, como los del puerto. De las faltas personales que ahora les pitan a los jugadores casi nadie se acordará. Al menos eso creen los afectados. Aunque, de momento, Badalona recuerde más a la subsede de boxeo, que también lo fue en los Juegos Olímpicos de 1992, que a la de baloncesto.

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El avispero badalonés del PSC

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