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Nigeria elige nuevo Parlamento y un presidente civil tras 15 años de dictadura militar

Ramón Lobo

Nigeria, el país más poblado de África, celebra hoy elecciones legislativas. Es la penúltima fase de un plan varias veces modificado para devolver el poder a los civiles después de 15 años de dictadura militar. El sábado 27, los 66 millones de nigerianos con derecho a voto podrán elegir también presidente entre dos candidatos del sur: Olusegun Obasanjo y Olu Falae. Hoy están en juego 360 escaños en la Asamblea Nacional y 109 senadores. El favorito para dominar el Legislativo es el Partido Democrático del Pueblo (PDP) de Obasanjo.

El PDP ya ganó el 60% de los municipios en los comicios locales de diciembre y 21 de los gobernadores de las 36 regiones nigerianas. Trescientos observadores internacionales, un tercio pertenecientes a la Unión Europea, vigilarán el desarrollo de un proceso decisivo para la historia de este país.No hay grandes manifestaciones de júbilo en las abarrotadas calles de Lagos. Sólo algunos carteles pegados en los muros, corrillos de comadres o la caravana de un antiguo aliado de Moshood Abiola (el ganador encarcelado de las últimas presidenciales en 1993, suspendidas por los militares) que pugna por dar la mano como si esto fuese EEUU. "Es que la gente ya no se fía, está escarmentada de lo ocurrido en el pasado. Todo el mundo espera para saber qué es lo que va a ocurrir", dice John Kings, un ibo del este.

Nadie se atreve a formular grandes predicciones en un país en bancarrota, con crecimiento negativo en 1998 y sin apenas gasolina en las estaciones de servicio de Lagos, una ciudad de 10 millones de habitantes donde se forman colas de dos días a pesar de exportar dos millones de barriles de crudo diarios.

"Está todo por hacer", asegura un diplomático occidental, "el futuro Gobierno civil deberá afrontar el problema étnico, el diseño del modelo de Estado, el reparto de los cada vez más escasos ingresos por el petróleo (la mitad respecto al año pasado), el papel de los militares, el desempleo, la pobreza y la quiebra de la estructura social". Aunque muchos son pesimistas, todos coinciden en que, desde la independencia del Reino Unido en 1960, Nigeria está ante su gran oportunidad; tal vez la última.

Las elecciones de hoy son parte esencial de un proceso que ha terminado de convencer a los más escépticos. El general Abdusalam Abubakar ha cumplido con su palabra de celebrar unos comicios libres y retornar a los cuarteles. Cuando en junio de 1998 falleció de forma inesperada Sani Abancha, el dictador que en cinco años amasó una fortuna superior a la que logró Mobutu Sese Seko en 38, todo cambió. Lo que iban a ser unas votaciones amañadas, con cinco partidos y un único candidato (Abancha, un civil), se han transformado, por empeño de su sucesor, Abubakar, en unos comicios democráticos, multipartidistas, en los que los generales en activo del norte (hausas) son más o menos neutrales.

Sin el odiado Abancha y sin el popular Moshood Abiola, el millonario yoruba que ganó las elecciones de 1993, muerto de infarto en prisión, la Nigeria de fin de siglo tiene una nueva oportunidad.

Desde 1960, sólo ha conocido tres Gobiernos civiles: los de Azikiwe, Shagari y Shonekan (un hombre de paja de Abancha en 1993). Diez años civiles frente a 29 de Gobiernos militares. Unos y otros han rivalizado durante 39 años en corrupción e incompetencia. "Lo malo, esta vez", dice el diplomático, "es que regresan a la escena los mismos políticos de siempre, y el debate no plantea soluciones a los problemas, sigue viciado por los asuntos del pasado" Uno de ellos es el étnico.

En Nigeria malconviven 250 pueblos. En el norte dominan los hausas; en el oeste, los yorubas, y en el este (la antigua Biafra), los ibos. Entre ellos hay odio y pleitos pendientes. Los hausas dominan el Ejército y monopolizan el poder. Cambiaron las tendencias secesionistas de los años cincuenta por el control real del país. La razón: el petróleo está en el sur, en tierra de ibos, ongis o ijos.

Un yoruba en el Gobierno

En las elecciones presidenciales del día 27 habrá un cambio: el vencedor en las urnas será un yoruba. Obasanjo, ex general del Ejército, quien gobernó desde 1976 a 1979 y entregó el poder por propia voluntad, tiene apoyos hausas y entre los militares. Esto le ha granjeado la antipatía de su pueblo.

En las municipales de diciembre, su partido, el PDP, sólo consiguió una alcaldía en el oeste. Falae es el candidato de los yorubas. Su partido, la Alianza Democrática (AD), se ha unido al Partido de Todo el Pueblo de los seguidores de Abacha: un extraño pacto que tiene como objetivo cerrar el paso a Obasanjo y a los generales con pretensiones reformadoras. Las elecciones de hoy, cuyo resultado se podrá conocer el domingo, son claves para saber cuál de los dos candidatos a presidente será investido el 29 de mayo. A cuál le corresponderá el reto de Nigeria.

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